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SIGUEN LAS REPERCUSIONES POR LA NOTA DE FUGA DE TALENTO

Xavier Serrano: “Veo o quiero ver un orgullo de exportación”

El CEO de Geometry dio su opinión sobre el artículo La publicidad debe evitar la fuga de talento y recuperar la mística, escrito por Jorge Martínez Moschini, director de Adlatina.

Xavier Serrano: “Veo o quiero ver un orgullo de exportación”
Serrano: “La gran mayoría de las agencias ha tenido más rotación, como también es verdad que una parte de Latinoamérica siempre querrá vivir afuera de la región, aunque curiosamente tiempo después regrese”.

Por Xavier Serrano
CEO de Geometry Perú y Colombia


He leído con dedicación la columna editorial acerca del talento en Latinoamérica y con el cariño y admiración que tengo por ti, Jorge, quiero hacer una nota.

En primera instancia quiero referirme al título con la palabra “éxodo”, que podría ser cambiada por “exportación”; esto, basado en que la exportación es un proceso “voluntario”. Creo que por más que tuviéramos los mismos salarios que otros países (emocionales y monetarios), igual tendríamos un número similar de exportados, dado que la intención de cambiar de país no cambiaría con las mismas condiciones. Pero en la profundidad del tema, los latinos de la mano de líderes como la Argentina siempre nos hemos debatido entre lo que hemos logrado y lo que no.

No hace mucho hablaba con un amigo y definía, con todo cariño y lazos familiares con la Argentina, que había dos visiones de argentinos: los que valoran y están profundamente orgullosos de las llegadas finales en el Mundial, y los que piensan que han perdido dos finales en el Mundial y por eso son “de malas”. Es un eterno debate entre lo bueno que ya tenemos y lo que no hemos logrado.

Lo que pasó en los Estados Unidos con relación a la gran renuncia fue consecuencia de estados que entregan recursos a sus ciudadanos. Fueron tan generosos que los ciudadanos tienen una profunda duda de si seguir haciendo lo que están haciendo o si eso es una oportunidad para hacer otra cosa. Lo que realmente pasa en Latinoamérica no fue una gran renuncia, sino que tuvimos una gran rotación, dada precisamente por las condiciones en las que vivimos en la eterna intención de pensar que podemos estar en un lugar mejor. Los latinos somos dados a pensar que el jardín de al lado es más bonito y eso genera muchísima rotación unida a un fenómeno global de encierro e incertidumbre.

Sin embargo, es verdad que la gran mayoría de las agencias ha tenido más rotación, como también es verdad que una parte de Latinoamérica siempre querrá vivir afuera de la región, aunque curiosamente tiempo después regrese. En lo personal, creo que los últimos dos años se ha evidenciado en los mercados laborales del mundo lo que ya se había iniciado en el mercado del fútbol, y es que los latinos competimos a nivel mundial. Y no sólo con soja, café o trigo: competimos en servicios más elaborados, como programación, UX o creatividad en comunicación y/o mercadeo. Creo que es tiempo de celebración.

Muestra de esta realidad es que muchas personas que tuvieron nuevas oportunidades para trabajar en compañías de Europa y los Estados Unidos lograron romper en la pandemia las barreras de visas y permisos de trabajo. Una barrera que existía en términos legales y que compañías de todo el mundo tomaron la decisión de eliminar en altos porcentajes. Los latinos tuvimos en la pandemia la oportunidad de abrir nuestros horizontes laborales, algo maravilloso.

Ahora, sumemos que mercados como Europa y Estados Unidos están en la cuarta y quinta generación de familias creando capitales y ahorro, lo cual les permite ser mucho más empresarios y económicamente autónomos. Esa realidad les permite más opciones entre ser freelance, hacer su propio negocio o tener varios negocios. Nosotros apenas vamos en la primera o segunda generación en los países más desarrollados de Latinoamérica: aquí el panorama de riqueza acumulada es muy diferente.

Pero retornando a la palabra “éxodo”, genera una sensación de que aquí las cosas no están bien, lo cual seguramente es verdad para algunas personas, pero la gran mayoría decidimos quedarnos acá sumando oportunidades y construyendo ese colectivismo que tanto ha marcado en nuestras vidas. Temas tan sencillos como almorzar en familia el domingo o tener amigos del colegio durante toda la vida toman un papel determinante. Creo que ha habido un proceso de exportación de talento, que ha sido natural en el sector bancario, en el deporte, en la construcción, y nuestra industria no iba estar ajena a este movimiento global. Pero ese proceso trae esa pérdida de momentos y lugares que han hecho que esta sea nuestra tierra.

Creo que los salarios siempre van a depender de la forma en cómo entendamos qué es vivir bien y cómo es vivir bien. Así que hay una alta probabilidad de que puedas mejorar y hay una más alta probabilidad de que esta exportación tan alta de talento genere mayor competitividad en nuestros mercados generando más oportunidades para las personas que decidieron quedarse y las personas que decidieron irse. Estamos exportando y, como toda industria, esto arrastra costos/salarios para el precio interno y para precio “exportador”.

Al final, siempre nos embarga un sentimiento de derrota frente a las situaciones que vivimos: no podemos disfrutar cosas maravillosas de nuestra raíz como tener amigos de la vida o tener a la familia cerca cada domingo. Seguramente algunos pensarán que eso no es importante, así como otros pensarán que es lo más importante, pero sospecho que la razón para migrar no es exclusivamente un factor económico. Creo que así tuviéramos los mismos salarios y condiciones laborales, tendríamos la misma intención de conocer otras culturas y otros lugares.

Tuve la experiencia de vivir en los Estados Unidos cerca de ocho años: me quedó un inmenso agradecimiento, pero también me quedaron muchísimos aprendizajes de qué significa vivir bien. Y no es más dinero. Generalmente uno llegará a una conclusión cercana a que vivir bien es una combinación del valor que les das a las familias nuevas y heredadas, a las relaciones interpersonales y a las cosas que quieres comprar. Si quieres comprar un yate, es probable que Bogotá no sea un gran lugar; pero si quieres estar con tus amigos de vida, pues Estados Unidos tampoco lo es.

Así que, mi querido Jorge, veo o quiero ver un orgullo de exportación en la gran mayoría y sería muy enriquecedor que esas personas que ahora nos representan a otras partes de la publicidad sean los principales embajadores del talento en Latinoamérica y de pronto evitemos pensar que nuestro jardín no es el más bonito. De pronto ellos son los precursores de tener una casa matriz de una gran multinacional en Latinoamérica. De pronto son un caballo de Troya en el buen sentido de la palabra.

Temas y cosas por solucionar si usted vive en Bogotá, México o los Estados Unidos siempre hay. En los Estados Unidos los temas de soledad no son menores; en Europa, los costos asociados con seguros, medicina e impuestos son bastantes mayores a Latinoamérica; los colegios no se escogen, construir una casa es casi imposible. No estoy diciendo por esto que no tengamos muchísimo que aprender: realmente lo que estoy diciendo es que no hay lugar ideal diferente al que uno tiene en su corazón. Y bueno, el jardín del vecino no es necesariamente mejor.

Redacción Adlatina

Por Redacción Adlatina

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