Este año se cumplieron 120 años del nacimiento de Bibendum, el muñeco de Michelin.
Según cuenta la leyenda, en 1894 los hermanos André y Édouard Michelin tuvieron la idea al ver una pila de neumáticos que parecía una persona sin brazos. Cuatro años más tarde el diseñador Marius Rossillon, conocido como O'Gallop, lo incluyó por primera vez en un afiche de la marca. Bajo el lema “nunc est bibendum” (“ahora es momento de beber”, una suerte de brindis en latín) el muñeco alza una copa llena de vidrios rotos y clavos, haciendo literal el lema de entonces de la empresa: “Los neumáticos Michelin se tragan los obstáculos”. A su lado, la competencia se desinfla.
El éxito del personaje fue inmediato. Durante 15 años, la marca creó diferentes versiones de este aviso, pero Bibendum también empezó a aparecer en eventos deportivos y sociales. También estuvo presente en las guías de turismo y mapas de Michelin, y así se volvió conocido en todo el mundo.
Otros artistas como Hautot, Grand Aigle, Riz, Cousyn y René Vincent ilustraron las bromas de Bibendum y le dieron su propio estilo y personalidad. Además, cada mercado personalizó a este curioso embajador de marca. En Francia, tenía al principio los anteojos redondos, el cigarro y el anillo de André Michelin. En el Reino Unido fue un gentleman con bombín. En Italia fue un aristócrata. En Estados Unidos fue un cowboy, un soldado durante la Primera Guerra Mundial, y hasta un astronauta de la NASA.
Para controlar esas variaciones, en la década del 20 Michelin creó un estudio de diseño para estandarizar su aspecto. Perdió de peso y abandonó el puro que fumaba en sus comienzos.
A lo largo de los años, Bibendum se fue estilizando. Para el centenario del personaje, en 1998, volvió a modernizarse bajo la dirección de Édouard Michelin. En el año 2000, un jurado internacional del Financial Times lo nombró el mejor logo del siglo. En ese mismo año se volvió tridimensional, aunque en 2017 recuperó su aspecto 2D para ir con la nueva identidad gráfica de la marca.