La Food and Drug Administration completó su estudio para prohibir ingredientes clave de productos de lavado de manos y cuerpos, incluyendo al triclosán y el trilocarbán, a pesar de que los marketers tienen un año para cumplir la regla y hay un puñado de ingredientes antibacteriales que pueden utilizar en reemplazo.
“Los consumidores pueden pensar que los lavados antibacteriales son más efectivos en la prevención del contagio de gérmenes, pero nosotros no tenemos evidencias científicas de que sean mejores que el simple agua y jabón”, dijo Janet Woodcook, directora del FDA’s Center for Drug Evaluation and Research, en una declaración. “De hecho, alguna data sugiere que los ingredientes antibacteriales pueden hacer más daño que bien a largo plazo”.
Los críticos habían afirmado que las bacterias son muy resistentes al triclosán, al que algunos estudios mostraron que alteraba los sistemas tiroideos, reproductivos, de crecimiento y desarrollo en animales jóvenes y adolescente, había dicho la FDA en un texto preliminar conocido en 2013. La data provista por fabricantes sobre la seguridad y efectividad del triclosán y los otros 18 ingredientes no fue suficiente para convencer a la FDA de seguir permitiendo su uso en los productos de lavado.
La decisión no afecta a los productos utilizados en instalaciones del cuidado de la salud y algunos otros, tales como la crema dental Colgate, que utiliza al triclosán como un ingrediente activo, y del cual la compañía dijo que las investigaciones clínicas lo mostraron como seguro y efectivo.
Algunos fabricantes ya habían eliminado al triclosán de sus productos de lavado en 2011 en respuesta a las objeciones de los consumidores, incluyendo a Colgate, que lo quitó de su lavaplatos Palmolive. Y la FDA señaló que más fabricantes se habían alejado desde la regla propuesta en 2013 de los químicos ahora prohibidos.
La entidad ha pospuesto la norma por un año sobre otros tres ingredientes utilizados en productos de limpieza -benzalkonium chloride, benethonium chloride y chloroxylenol–, para permitir que los fabricantes puedan enviar nueva data sobre seguridad y efectividad de los mismos.