“En publicidad siempre hubo una palabra que define las cuentas y las peleas: clout”, razonaba un publicitario de Wall Street al enterarse del caso MillerCoors-Interpublic. El vocablo, que entre otras acepciones tiene las de “influencia” y “poder”, es perfecto para describir la situación que se originó entre la cervecera y el holding en las últimas horas.
Es que Deutsch, una de las agencias del grupo IPG, venía realizando algunos trabajos para Anheuser-Busch, propietaria de la marca Budweiser, y MillerCoors, un fuerte cliente de DraftFCB -otra agencia de Interpublic- puso el grito en el cielo ante los ejecutivos del grupo, y exigió la ruptura de la relación con A-B.
No hubo demasiado terreno para la resistencia: el IPG forzó de inmediato a Deutsch a dejar sus todavía incipientes trabajos para esa cervecera, pero no pudo evitar que la noticia trascendiera fuera del cuartel central del holding.
Algunas fuentes del medio estadounidense comentaron que, en realidad, los bosquejos de Deutsch nunca habían estado siquiera cerca de llegar a los medios masivos, pero que así y todo pusieron los pelos de punta a MillerCoors. Al parecer, estaban trabajando en avisos de choque que jugaban con la idea de que los fabricantes de las marcas de Molson Coors y SABMiller estarían compartiendo sus instalaciones, lo que pondría en duda la autenticidad de las marcas de ambos.
Los directivos de MillerCoors habrían escuchado rumores de lo que se estaba gestando en Deutsch, y de inmediato plantearon la queja ante el IPG, porque su agencia DraftFCB maneja sus dos marcas mayores de cerveza, además de todo su planeamiento de medios.
No se sabe bien, a esta altura, si el approach de Deutsch tenía destino final de pantalla de TV o sólo estaba pensado para su difusión en