La televisión es el medio masivo que se ha hecho merecedor de la mayor parte de las críticas de los críticos. A tal punto que un experto como Giovanni Sartori sostiene en Homo videns que el homo sapiens se ha convertido en el homo videns y que la sociedad es, en los hechos, una sociedad teledirigida. Pero cuando se busca analizar la calidad de la televisión se advierte que poco y nada se ha hecho. Precisamente por eso, este recomendado no sólo es valioso sino, también, sumamente oportuno.
Los autores de este texto recuerdan que, en 1992, cuando comenzaron la investigación sobre la calidad televisiva escaseaba la bibliografía. De la lectura de los primeros y escasos documentos comprobaron que solo en algunos países este tema había llegado a la agenda. En consecuencia, el primer paso fue seleccionar 40 trabajos, entre ensayos e investigaciones sobre el tema, para obtener criterios operativos e indicaciones metodológicas de valoración de la calidad. Los resultados de esta búsqueda son la base de la primera parte del libro.
Criterios y puntos de vista
El primer capítulo de esta primera parte examina la diversidad de contenido, de lenguaje, de género y de públicos como elementos vinculados con la calidad. En el capítulo siguiente, la calidad está referenciada a la capacidad descriptiva de un programa; esto es, su capacidad para representar la realidad. Esta conceptualización es esencial cuando se considera la información, el servicio público y los propósitos educativos. La calidad desde la óptica del espectador es el tema central del capítulo tercero. En esta parte se relevan los criterios que tienen las audiencias cuando formulan juicios sobre la calidad. El cuarto capítulo examina la calidad desde el punto de vista de los profesionales involucrados (productores, autores, directores, etcétera). En el último capítulo de esta parte, la calidad se estudia desde el punto de vista de los canales o broadcasters.
Calidad televisiva
Aunque Richieri y Lasagni, en la segunda parte, se concentran en el caso italiano, su aporte y sus logros bien pueden proyectarse a otros países. Como presupuestos, aclaran que aunque el concepto de calidad resulta difícil de definir, hay un patrimonio de búsqueda y también instrumentos de reflexión que, bien aplicados, pueden neutralizar la subjetividad en su valoración. Además, destacan que es de suma utilidad estudiar cómo se mide la valoración de calidad en el medio televisivo. En los siete capítulos de esta segunda parte se examina la calidad de los programas, de los géneros, de la red y del sistema. En todos los casos, se hace en base a entrevistas en profundidad a un grupo muy seleccionado de cinco categorías de personas: coordinadores, directores de redes, gerentes de estructura, autores y conductores de programas, críticos televisivos, estudiosos e investigadores y expertos en legislación. Los tres capítulos finales abarcan estas temáticas que generan tantas polémicas: Televisión ¿masculina, femenina o neutra? La representación del sexo y La representación de la violencia.
La mayor parte de las televisoras privadas y públicas hasta el momento no han explicitado los parámetros de calidad que buscan o tienen en cuenta. Los autores sólo encontraron dos notables excepciones,
-Ofrecer cobertura informativa completa con profundidad e imparcialidad para sostener un debate leal e informado.
-Favorecer y estimular el desarrollo y la manifestación de la cultura y del entretenimiento británicos.
-Garantizar una oferta de programas y servicios que creen oportunidades para la educación.
-Estimular la comunicación de la cultura y de las ideas entre el Reino Unido y el exterior.
Giuseppe Richieri es el decano de