Yo soy un loco por la ciencia ficción.
Hay una escena en Babylon 5, una de mis series favoritas de Sci-Fi (y sí, Sci-Fi se escribe así) donde Kosh, un misterioso y poderoso alien, le pregunta a un personaje humano llamado Sheridan: ¿Quién es usted? ¿Por qué está usted aquí?”.
Después de un par de intentos de responder las preguntas, Sheridan se siente frustrado porque está pensando que están rotas las comunicaciones entre él y Kosh. Por eso, Sheridan pregunta: ¿Puede ayudarme a entenderlo a usted?
A lo cual Kosh responde: “Usted ni siquiera se entiende a usted mismo”.
Con las historias y artículos acerca de agencias y el futuro de la publicidad y la relación cliente-agencia, pienso siempre en ese dialogo. Siempre aparecen esas preguntas:
¿Quién es usted?
¿Por qué está aquí?
Yo puedo responderlas a nivel personal. Tengo una buena idea de quién soy y por qué estoy aquí. Pero profesionalmente es donde me convierto en el personaje de Sheridan, y me doy cuenta de que tal vez yo no sepa quién soy profesionalmente; no tan bien como debiera.
Yo sé cual es mi marca, salvo que no he sido capaz de capturar en palabras el panorama completo de qué soy y por qué yo estoy aquí.
Si usted ha leído más de uno de mis posts, ese soy yo. Soy el mismo en persona que en el blog; alguno podría decir que soy peor. Amo la publicidad; podría hablar de ella todo el día. Yo vivo para crear, soy más feliz cuando estoy trabajando con otros y sale algo nuevo. No dejo de contar historias; es lo que Dios me hizo hacer.
Soy un fan de la publicidad.
Cuando se trata de la marca Brown & Browner, yo quiero –no; yo necesito- capturar mi pasión, y trabar una conversación con gente acerca de la publicidad. Quiero que la gente se sienta bienvenida al llegar a nosotros e intercambiar ideas (si usted nunca fue parte de un equipo realmente creativo, lo lamento por usted. No hay nada como eso, o al menos es lo que yo creo). Y no puedo hacer lo que todos los demás han hecho, o simplemente armar un website, una cuenta de Twitter, una página de Facebook o cualquier otra herramienta de marketing…. Tengo que ser yo. Espero que usted pueda entender mi dilema.
Hay tanto dicho y escrito acerca de cambios de roles, cambios de sets de habilidades, y expectativas de evolución, que yo pienso que puedo estar perdiendo de vista quién soy yo profesionalmente.
Y de leer Ad Age y algunos blogs, yo sé que no estoy solo con esto.
Nuestra industria está viviendo un tiempo maravilloso de cambio y de falta de certezas. Este cambio representa oportunidad para el crecimiento y el desarrollo. No, no es que me caí y me golpeé la cabeza. Piensen un poco: hoy nosotros podemos desplegar nuestras habilidades y talentos hacia el mundo como creativos sin tener que gastar una pequeña fortuna. Podemos mostrarle al mundo lo que somos realmente capaces de hacer más allá de un resumé. La única limitación es nuestra comprensión de quiénes somos y por qué estamos aquí.
Empezar a entender esto puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, tanto para las agencias como para las carreras. Extrañamente, la cosa llamada “conversación” no es un nuevo concepto para nuestra industria; David Ogilvy, Bill Bernbach y otros grandes de la industria predicaron eso con amplitud. Muchos en la industria simplemente no estaban escuchando. Los que lo hicieron tuvieron mucho éxito.
A pesar de que esto es sobre mí, es también acerca de nosotros; gente de la publicidad y las agencias. Es acerca de reconocer quiénes somos y por qué estamos aquí. No debería haber un set de respuestas que sirviera para todos nosotros. Usted sólo pude contestar por usted.
¿Somos vendedores o consultores, o algo ubicado entre las dos cosas?
¿Es nuestro trabajo simplemente decirle a la gente algo sobre un cliente, o ayudar a que el cliente construya una marca y la haga crecer?
¿Le damos a la marca una voz, o dejamos que los consumidores lo hagan desde su propia imagen con muy poco o nada de input de nuestra parte?
¿Servimos a un propósito o hemos perdido nuestra relevancia?
¿Aconsejamos y educamos, o estrictamente ejecutamos?
¿Tenemos obligación moral de hacer mejor al mundo o simplemente somos una herramienta de negocios para ayudar a la gente a lograr beneficios?
No puedo contestar esto por nadie que no sea Derek Walker, y no habría otro camino.
Yo voy a muchos websites de agencias donde esas preguntas nunca aparecen. Reviso resumes online y portfolios que no dan una pista de cómo es la persona que hay detrás del trabajo. Leo blogs y perfiles que no tienen personalidad ni sabor, ni sentido de la persona que existe detrás de ellos. Y me enojo cuando la gente que se encarga de construir una marca para otros, no tiene idea ni deseos de hacerlo para ellos mismos.
Directores de arte con websites no atractivos que no tienen idea.
Escritores que no pueden comunicarse a través de la palabra escrita y no comprenden el sentido de lo que dicen.
Gente de servicios de cuentas y de medios que no pueden mostrar su único pensamiento y entendimiento y están tan perdidos como los otros.
La Internet no salva a nadie de perfeccionar su capacitación; sólo magnifica el problema.
¿Cómo podemos sentarnos frente a clientes y decirles que construir una marca significa que cada pieza de comunicación es representativa de sus marcas, y después negamos nuestras propias marcas tan malamente?
Yo no sé pero muchos de nosotros sí.
¿Es alguna sorpresa que un trabajo de publicidad, offline y online, salga sin un real mensaje o conexión con la gente a la que estamos tratando de impactar para tener con ellos una conversación? ¿Será por esto que mucho del trabajo se siente y suena como que es la primera idea que surgió, y que los creativos no se molestaron en indagar un poco más o empujar más la pared?
Así es como perdemos clientes.
Los clientes deberían buscarnos para conseguir soluciones, más que ejecuciones. Pero hasta que sepamos quiénes somos y por qué estamos aquí, las ejecuciones son lo mejor que algunos de nosotros podemos hacer por ellos.
¿Cuánto de “real” pueden ser nuestras conversaciones cuando nosotros no somos “reales” acerca de quiénes somos y por qué estamos aquí.
Clientes, pregúntenles a sus agencias: “Quienes son ustedes y por qué están aquí?”. Por el dinero que ustedes pagan, merecen una respuesta. Y debería ser una buena respuesta.
¡Vamos, gente! Estamos dejando que otros den forma a cómo somos vistos y tratados porque no nos hemos detenido a hacerlo nosotros mismos.
¿Quién es usted?
¿Por qué está aquí?
¿Usted siquiera entiende quién es usted?