“¡Compórtate o lárgate! Contra los altos índices de delincuencia extranjera” anuncia la propaganda política del partido de ultraderecha español Democracia Nacional (DN). La imagen, que replica a la ya utilizada por los suizos del Partido Popular –que triunfaron en los comicios de su país hace apenas dos semanas– representa a los extranjeros como ovejas negras que deberían ser echadas a patadas del país.
La campaña de DN invita a los ciudadanos españoles a movilizarse en apoyo a la persecución de los inmigrantes ilegales y a la defensa de la prioridad de los nativos frente a las ofertas de empleo, bajo lemas tales como “Ante un puesto de trabajo, los españoles primero”.
En una encuesta realizada a través sitio Web del partido, los españoles sitúan a la inmigración como el “problema más grave” por sobre las drogas, el terrorismo o la corrupción política y moral, entre otros.
De acuerdo con datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de España dados a conocer por el periódico español El Mundo, al 30 de septiembre de 2007 las cifras indicaban que residen en ese país 3,7 millones de extranjeros registrados legalmente, con una edad promedio de 33 años. Al parecer, el flujo migratorio en estaría atravesando un cambio bien marcado: a partir de la incorporación de Rumania y Bulgaria a la Unión Europea, la llegada de extranjeros provenientes de esos países estaría aumentando, mientras que el ingreso de latinoamericanos tendería a disminuir, en parte a raíz de los nuevos requerimientos que exige a ecuatorianos, colombianos y bolivianos la tramitación de una visa de turista.
El antecedente
En Suiza, el mes pasado, la campaña del Partido Popular –triunfador en los comicios del 21 de octubre– desató también una fuerte polémica y alertó a las autoridades de la ONU por su contenido racista. Los afiches del escándalo utilizaban la misma imagen de las ovejitas, con la diferencia de que la bandera de fondo era la suiza.
Curiosamente, este tipo de campañas racistas se produjo en un país cuya segunda ciudad más poblada, Ginebra, está integrada en un 40% por residentes nacidos fuera del país. Suiza es, además, sede del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.