Alejandro Burset es uno de los más renombrados fotógrafos publicitarios y de moda del mundo. Sus comienzos en la industria se remontan a fines de la década de 1990, cuando –casi sin proponérselo– comenzó a retratar personalidades para las revistas Caras, Noticias y Para Tí. En los últimos años sus trabajos para marcas como Nike y Lavazza u ONGs como Save the Children, obtuvieron numerosos premios en Cannes Lions y otros festivales internacionales. Burset llegó además a ocupar el puesto número 1 del ranking del Lürzer Archive. Además de su trabajo como fotógrafo de moda y publicidad en Latinoamérica y Europa, en los últimos 16 años Burset publicó cuatro libros y pronto publicará uno más.
Sus fotografías más conocidas se caracterizan por un riguroso cuidado en la puesta de escena y el vestuario, además de un manejo notable de la luz artificial, que ha sido comparado al de fotógrafos como Lorca di Corcia y Gregory Crewdson. Burset es también el autor de notables retratos de personalidades como Charly García o Emma Thompson, de sugestivos desnudos femeninos y de lujosas producciones fotográficas de alta moda. En su último libro, Baroque, logra captar la luz a través de la fotografía con la misma asombrosa precisión y delicadeza de los grandes pintores del barroco, como Caravaggio o Ribera, algunas de cuyas obras recreó con modelos y vestuario real. En algunas de sus últimas fotografías, especialmente las realizadas para Pilsen e Interflora, se nota un abordaje novedoso de la luz, abandonando sus claroscuros más característicos para capturar el carácter diáfano de la luz solar más veraniega.
En la charla que mantuvo con Adlatina a pocos días de que se lleve a cabo Cannes Lions, donde obtendría un León de Oro en la categoría Print por su campaña para Interflora, Burset contó detalladamente los pasos que dio para llegar a su presente, no sólo en cuanto a sus elecciones profesionales, sino también en lo que tiene que ver con su aprendizaje del arte de la fotografía.
Burset señaló en muchas ocasiones que su camino en la industria empezó sin proponérselo especialmente. Cuando piensa en sus inicios, Burset comienza por contar de su juventud en Reconquista (ciudad de la provincia de Santa Fe, Argentina). En aquellos años, Burset era un apasionado del deporte, y eso lo llevó a sus primeras experiencias en el periodismo: “Yo hacía triatlón cuando era chico -contó- y jugué también al rugby cuando era joven y aún vivía en Reconquista. Uno de mis compañeros de aquel equipo tuvo la idea de hacer un programa de radio sobre deporte. Logramos realizar esa idea y de esa manera empecé en el periodismo”. Con el objetivo de comenzar una carrera en ese sector, Burset llegó a Buenos Aires (“con 50 pesos en el bolsillo”, cuenta) en 1990. Luego de mucho insistir, consiguió un cargo de asistente de producción en una radio porteña. Pasó un tiempo dedicado a ese trabajo y a la producción en televisión. “Un día me quedé sin trabajo y se me ocurrió intentar entrar en el periodismo gráfico, porque me gustaba escribir. Conseguí un trabajo como colaborador freelance en Perfil e hice eso durante un tiempo. Hasta que sin querer hice una foto y cambió todo”, recordó.
-¿Cómo fue ese momento?
-En un viaje que hice como periodista, contratábamos fotógrafos en cada una de las ciudades europeas por las que íbamos pasando. En París nos tocó uno que ya era muy mayor y no entendía lo que necesitábamos, así que le dije que pongamos la cámara en program e hice las fotos yo. Me volví loco sacándolas y me di cuenta de que quería hacer eso toda mi vida. Al final de ese viaje resultó que la mayoría de las fotos elegidas para publicar las había tomado yo. Entonces tenía el problema de que quería dedicarme a la fotografía pero no iba a poder hacerlo en ese medio. Así que me puse a buscar trabajo de corresponsal con la condición de que yo conseguía las notas -porque siempre tuve mucha suerte para eso- pero me dejaban sacar las fotos. Esto fue alrededor de 1996. Los primeros meses de mi vida como fotógrafo los pasé trabajando con la cámara en program.
Siempre fui un inconsciente. Desde el día que llegué a Buenos Aires con cincuenta pesos en el bolsillo. Sólo con el tiempo pude entender que tomé esas decisiones por pasión y porque estaba convencido de que quería eso. Quizás hubiera sido bueno tener más herramientas, pero nada me asegura que hubiera hecho algo mejor. En mis inicios siempre tuve que ejercitar mucho la creatividad para compensar mi falta de capacidad técnica trabajando con pocos recursos. Aun así, yo en ese momento creía que era un gran fotógrafo.
Cuando tuve que volver a Argentina, después de aquel trabajo como corresponsal, me dio una gran depresión porque yo quería quedarme en Europa. Aumenté 15 kilos en dos meses. Todavía me acuerdo de que en ese momento pensé que podía ser Bruce Weber, podía ser un gran fotógrafo, aunque ahora mis trabajos de aquella época me parecen horribles.
-¿Qué pudo aprender del arte de la fotografía en aquellos inicios?
-En Caras tenía un arreglo muy bueno, me dejaban experimentar mucho. Le debo mucho a Atlántida porque me dieron un lugar aunque no sabía mucho, y cuando empecé a mejorar me dieron más espacio.
Empecé haciendo fotos de personajes. Tuve mucha suerte, además de que mi amigo Karim Fortunato me ayudó mucho. Él era el único que se tomaba el tiempo de explicarme cosas técnicas. Yo le tenía pánico a iluminar, para mí era imposible. Entonces sacaba todo con blanco y negro y con luz natural. Eso cambió gracias a Dani Flores, que era mi jefe en Caras. Él me escuchaba mucho y un día tuvimos una charla en la que yo defendía el blanco y negro, decía que era más fácil. Él me explicó que iluminar es como pintar un cuadro pero al revés. Si en la pintura tenés el lienzo blanco, en la fotografía lo tenés en negro y vas eligiendo dónde ponés la luz. Eso cambió mi visión de la fotografía, me volví un obsesivo con la luz y me esforcé por tratar de entenderla, pero como un elemento más. Para mí la técnica es solo una herramienta que te permite llegar más lejos o en menos tiempo a un lugar. Se puede hacer una foto con una técnica mágica, pero si no hay un buen concepto, no te dice nada. Para mí el concepto es el 80% de la foto, si bien soy más reconocido por mi forma de iluminar.
-¿Cómo empezó a dedicarse a la fotografía de moda?
-Yo estaba en un momento muy bueno haciendo fotos de personajes pero empecé a necesitar hacer otra cosa, así que lo dejé a pesar de que era un arreglo muy ventajoso económicamente. Por suerte en seguida me llamaron de Para Tí, pero no me dejaban hacer moda. Seguía haciendo personajes. Era muy frustrante. Un día fui a hacer una nota a los Varanasi que ganaron un festival de Givenchy, y yo me fui a llorar a la vereda porque no podía hacer moda. Llegué a decidir dejar la fotografía. Entré al desfile y las modelos eran increíbles, exactamente las que a mí me gustaba fotografiar. Cuando termino de hacer las fotos con ellos les propuse hacer una sesión de diez minutos de fotos para nosotros. Hice dos rollos, estaba contento como un chico. Sin embargo, yo pensaba que iban a hacer mis últimas fotos, había decidido dejar todo. Al otro día cuando llegué a la revista estaba la directora en la puerta y me dijo: “No sé qué hiciste, pero te están esperando”. Y la directora de moda -que no quería que yo hiciera sus fotos- me felicitó, me dijo que mi trabajo le pareció increíble. Así empecé a hacer moda.
-¿Cómo se inició en la publicidad?
-Fue gracias a Gastón Bigio y Jony Gurvits, que conocían mi trabajo en moda y les gustaba. Ellos me dieron la oportunidad de trabajar en publicidad. Hice una primera campaña que fue muy mala, en la segunda me fue un poco mejor, pero llegó el 2001 y yo no tenía trabajo. Entonces surgió la oportunidad de irme a México y ahí empezó a desarrollarse realmente mi carrera en publicidad. En México aprendí el oficio, es un país al que quiero mucho y uno de mis hogares en el mundo: siempre me da una alegría inmensa llegar ahí. Tengo muchos amigos que fueron muy generosos conmigo. Ahí estuve cuatro años.
-Usted comentó alguna vez que el truco en la publicidad es convencer a los demás de hacer lo que uno quiere, y de que fue idea de ellos...
-Me refería a que en publicidad uno trabaja con mucha gente, por lo que hay que lograr un resultado que deje conforme a todos. Cuando veo que las personas con las que trabajo están muy casadas con su idea y no quieren ceder, hago la foto que ellos quieren pero después les pido permiso para hacer además la que quiero yo. Muchas veces terminamos eligiendo la segunda. Hay que darle al otro la oportunidad de llevarse lo que vino a buscar y algo más. Hay que ser un socio partícipe, no un simple proveedor, porque me parece que la idea es hacer crecer la campaña y no ejecutar los caprichos de los creativos. Pero en general en publicidad cuando a uno lo buscan es para ser un socio, para hacer crecer una campaña.
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UN FOTÓGRAFO LATINO DE RENOMBRE GLOBAL
Ale Burset: “Hay que darle al otro la oportunidad de llevarse más de lo que vino a buscar”
El fotógrafo conversó con Adlatina acerca de su concepción de la fotografía de modas y publicitaria y los pasos que dio en su trayectoria profesional. Sobre su trabajo en publicidad, comentó: “Hay que ser un socio partícipe, no un simple proveedor, porque me parece que la idea es hacer crecer la campaña y no ejecutar los caprichos de los creativos”.
