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EL CÓCTEL DE BBDO PRESENTANDO EL LIBRO DE ALLEN ROSENSHINE

BBDO, Rosenshine, Jim Stengel y Woody Allen en: Un negocio divertido

Por Verónica Rímuli de la redacción de adlatina.com - La reunión que convocó BBDO sobre el cierre del festival de Cannes para presentar el libro de quien fuera su timonel por décadas, contó con la participación de la plana mayor de la red, clientes de fuste como Jim Stengel, de P&G, y la inesperada filmación dirigida por Woody Allen.

BBDO, Rosenshine, Jim Stengel y Woody Allen en: Un negocio divertido
Rosenshine: “Disfruto más contando historias graciosas porque la publicidad no ranquea precisamente como un negocio serio; no en vano se la conoce como el ad game”.

En el atardecer del pasado viernes 23 de junio -primer día de sol pleno desde el comienzo del festival-, la terraza del hotel Martinez lucía vestida para cóctel. Los anfitriones, la plana mayor de BBDO a nivel mundial. El motivo convocante, la presentación del libro de Allen Rosenshine, histórico piloto de la red durante años y ya retirado de la actividad. Tragos y canapés de rigor, elegancia casual, etiquetas autoadhesivas pegadas en algún lugar de la anatomía para indicar quién era quién. Y, como es norma, los ‘quienes’ de mayor jerarquía conversando entre ellos, mientras el resto daba cuenta de los appetizers y bebidas varias.

La reunión comenzó amenizada por un cuarteto de cantantes, dos caballeros y dos damas, que circulaban entre los invitados entonando temas clásicos del pop. Finalizados los gorjeos, vino lo que se suponía sería el plato fuerte. En la escalera de entrada a la piscina -alrededor de la cual transcurría el evento- aparecieron una decena de muchachas que, al son de una música atronadora, se lanzaron al agua e iniciaron un largo, largo número de ballet acuático. El tamaño (pequeño) de la pileta, no ayudaba demasiado; tampoco la destreza de las acuanautas.

Rosenshine miraba todo entre divertido y azorado, y, ante un comentario de esta cronista de su oculta admiración por Esther Williams, estalló en carcajadas.

Así las cosas, el evento hubiera pasado como uno de tantos. Hasta que alguien que no estaba evidentemente entusiasmado con el espectáculo miró hacia arriba, y allí estaba el suceso. En el balcón de una de las habitaciones del segundo piso, observando con la atención de un entomólogo, se hallaba el mismísimo Woody Allen. A su lado, su esposa Soon Yi, cámara en mano, registraba todo el show. El de las bailarinas y el de los publicitarios. Vía codazos discretos se fue corriendo la voz y, en un par de minutos, toda la concurrencia estaba mirando hacia el balcón, ignorando olímpicamente el destino de las nautic dancers.

Allen no se inmutó. Es más, fue a buscar una silla para continuar mirando con comodidad.

Así, el cóctel de BBDO pasará a la mítica de Cannes como el único que fue filmado por Woody Allen.

 

Un negocio divertido

Una vez que las empeñosas nadadoras abandonaron la escena, y cuando la audiencia se había acostumbrado a la mirada de Allen, el actual ceo global de BBDO, Andrew Robertson, cumplió con la formalidad de presentar el libro de Rosenshine, eje de la convocatoria. El autor agradeció sencillamente con una sonrisa los fervorosos aplausos que le dispensaron. Y que sonaban sinceros, especialmente considerando que Rosenshine es una de las figuras más respetadas y queridas de la historia de la red.

Además de sus más de 40 años en la organización, de la que fue ceo y chairman, puso en marcha en 1986 lo que es hoy el más poderoso conglomerado de empresas de comunicación a nivel mundial, el Omnicom Group.

En cuanto al libro, ya desde el título se prenuncia el carácter del contenido: “Un negocio divertido. Moguls, gangsters, megastars y el loco, loco mundo del ad game”.

“Muchos de mis amigos y colegas me instaron a escribir algo instructivo e inspirador, o adelantar mi punto de vista sobre el futuro del negocio, o plantear un soporte racional acerca de la importancia de lo que hacemos”, dice Rosenshine; “francamente, disfruto mucho más contando historias que creo son graciosas porque, al fin del día, comparada con la mayor parte de las vocaciones, la publicidad no ranquea precisamente como un negocio serio. No en vano se la conoce como el ad game”.

En ese momento, se desprende del grupo central un caballero que se apresta a retirarse. Se trata de Jim Stengel, ceo global de marketing de Procter & Gamble. Con visible apuro, se presta de todos modos a hacer un breve comentario sobre la creatividad latina: “Es la copa del mundo del mercado publicitario”, dice entre risas y sin poder escapar al clima futbolístico que domina Cannes en esos días. “En serio, -prosigue-, es un escenario realmente importante; mire simplemente los premios y la atención que le prestamos como región. Se halla ubicada, sin duda, en el mapa de nuestras prioridades”.

El sol se pone, las bailarinas acuáticas ya se secaron, queda poco champán. El encuentro llega a su fin. Woody Allen cerró su ventana, y sólo resta el placer de leer el libro. Que es realmente el fruto de alguien que se ganó el derecho de reírse de casi todo. El primer capítulo se titula, dale un beso de adiós a tus hemorroides.

Redacción Adlatina

por Redacción Adlatina

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