-¿Por qué, de todas las artes, eligió el cine?

-Bruno Musso: Luego de dirigir teatro, componer ópera y música para ballet y grabar música electroacústica experimental, el cine apareció en mi vida como una confluencia de todas las artes. Reúne la magia de crear una escena, sentir el pulso de las acciones y emocionar como ningún otro arte puede hacerlo.

-¿Qué influencias adquirió de los distintos lugares del mundo en los que estuvo?

-B.M.: De mis comienzos en Estados Unidos, el aspecto industrial. De Europa, en mi vida en Barcelona, el arte, su historia y el cómo llevarlo a la pantalla. De Argentina, el valor de entender la improvisación como fuente de creación. De México, el cómo aplicar en un medio de alta calidad todo lo aprendido.

-¿Cuál es su opinión sobre el momento actual del cine latinoamericano?

-B.M.: En general trato de no deprimirme cuando voy al cine; no por ser superficial, al contrario, me gustan las historias inteligentes y que shockean al público. Sin embargo, creo que se abusa de nuestra historia como región a la hora de imaginar un cine de autor. Aún tenemos muchas cosas que decir de nuestro pasado pero el secreto es tener talento y buen gusto para narrarlas, no golpes bajos baratos.

-¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?

-B.M.: Hacerlo. Disfruto todo el proceso. El poder crear mundos alternativos en cada producción. No me aburre.

-¿Cómo fue su experiencia filmando el corto “Buenos Aires 2000”?

-B.M.: Bellísima, y a la vez, me dejo enseñanzas. Fue también un modo de redescubrir mi ciudad e imaginarla en un 2000 que en ese momento era real pero que quise ver desde otro ángulo. Quizás una proyección de mi propia ficción sobre Buenos Aires.