De ojos azules, mirada caída y un look desenfadado, el malagueño David Delfín –pintor, actor y diseñador- se ha convertido en uno de los diseñadores más vanguardistas de la moda española. Junto a sus amigos Deborah Postigo –economista y periodista-, Diego Postigo –realizador de cine y músico-, Gorka Postigo –arquitecto y fotógrafo- y la modelo Eleonora Salvatore –conocida como Eleonora Bosé-, fundó en septiembre de 2001 la marca davidelfin que, en poco tiempo, revolucionó el mundo de la moda y el diseño, con propuestas alejadas del paradigma actual de belleza y con una estética muy cercana a las artes plásticas.
El momento más comentado de su carrera fue su debut en Cibeles –Madrid-. Y es que, en septiembre de 2002, la colección “Cour des miracles” de Delfín, inspirada en el pintor Magritte y en el director de cine Luis Buñuel, suscitó la polémica al mostrar modelos con capuchas y sogas al cuello, que muchos catalogaron como una apología del maltrato femenino. Sin embargo, en la siguiente edición de Cibeles, su genial arte fue reconocido con el premio L’Óreal a la mejor colección de un joven diseñador, por su clara estética y elevada belleza en la confección.
Según se informa en su página web, davidelfin es algo más que confección. “Concibe la moda como una forma y un medio de expresión, convirtiéndola en una plataforma donde se trabaja y se mezclan diferentes disciplinas creativas”, dice el portal.
Un pantalón sin piernas; piezas inacabadas, encajadas en trajes de hombre para una mujer que se quiere ambigua; trazos geométricos; cortes masculinos en las prendas para mujeres; en suma, un estilo urbano, sereno y ligeramente masculino caracteriza sus creaciones. El diseñador malagueño se inspira en las grandes ciudades para crear una colección muy andrógina, en la que el patronaje está muy estudiado.
Sus colores son, generalmente, una paleta de tonos apagados centrada en el negro, el blanco y el azul para crear prendas híbridas de algodón y denim, con cuidados detalles de sastrería para el día. Le gusta mucho trabajar con diseños superpuestos. En sus últimas colecciones, se vieron prendas de líneas masculinas con aires de los ochenta, en uno o dos colores, confeccionadas para una mujer fría en vaqueros, seda, algodón y poliéster. Para la noche, el diseñador ha propuesto vestidos y faldas de vuelos generosos, sastres sencillos y depurados en blanco y negro. Tres colores para encajar patrones impecables y opuestos, en prendas masculinas donde el detalle es casi otra obra aparte.
¿Cómo trabaja?
“Yo no creo en las musas, prefiero confiar en mi trabajo. Tumbado en el sofá no creo que una idea genial me caiga del cielo como por inspiración divina. Siempre me he interesado por las ideas y las emociones, que me pueden llegar a partir de una lectura, de una película o de una discusión con los amigos sobre nuestras pasiones o miedos”, dijo en una entrevista dos años atrás.
Delfín no cree en la moda paternalista que cae siempre en lugares comunes. No cree que todas las mujeres pretendan lo mismo al salir a buscar su próxima prenda. Por eso, dice que “para sobresalir en el mercado de la moda hacen falta dos cosas: identidad propia e ideología. Diseñadores como Martín Margiela o Raf Simons se han hecho un nombre porque hay una idea fuerte detrás de sus creaciones. Son alguna cosa más que simples modistas”.
De hecho, en su página él muestra como sus colecciones parten de planteos abstractos. Por ejemplo, en la última colección, llamada “Pater”, el punto de partida son los límites. “Es el fruto de una larga reflexión sobre la importancia de marcar límites; la ley, el orden y la disciplina. A partir de esta idea, surge una colección inspirada en los uniformes militares, las sotanas y las togas”.
Con respecto a la necesidad de provocación que se ve en todas las artes y en el diseño actual, Delfín dijo en una conferencia de prensa: “Hoy en día hay que ser capaz de provocar emociones. Es el tipo de provocación que me interesa. Creo que nuestras puestas en escena despiertan el interés de la prensa, pero también de los ciudadanos”.
Por otro lado, él no cree que todos se vistan iguales, ni tampoco en la globalización de la indumentaria. “Hoy en día hay muchas opciones. Los diseñadores somos bastante anárquicos a la hora de hacer las colecciones, y no seguimos una tendencia clara. Además, todos somos diferentes. Cada uno de nosotros da un aire único a la ropa que lleva. Los trajes no son femeninos, elegantes o sexy. Si no, haz la prueba: si le pones un traje femenino a una mujer vulgar, el resultado no será para nada elegante. Es una cuestión de actitud, de sutileza, de carácter, de si eres educado, de si miras por encima del hombro”.
Su interés por las nuevas manifestaciones artísticas lo llevó a a participar de iniciativas culturales, como la dirección de arte y diseño de vestuario, junto a Dani Panullo, del espectáculo Orden de aparición, que se presentó en Circuit VII (Barcelona) y en el Centro de Nuevos diseñadores (Madrid), en 2003; o a colaborar, junto a la artista Alicia Framis, en el proyecto Anti-Dog, para la Galería Helga de Alvear de Madrid.
Una tienda teatral
En la personal gramática de Delfín, una de sus premisas es sumar en vez de restar. Por eso, tener su propia tienda fue en poco tiempo uno de sus principales objetivos.
Con mucha facilidad, logró alcanzar las primeras planas, al poner Cibeles patas arriba dos años atrás. Pero además, él quería vender sus diseños. Por eso, junto con sus cuatro amigos abrieó la tienda daviddelfin.
“Pero no es sólo que las tiendas no arriesguen. Lo que queríamos era mostrar nuestro trabajo en su totalidad, enseñar el concepto en el que se basa, y que se pierde inevitablemente cuando se descontextualiza”, explicó Delfín a una revista de Barcelona.
Ideada como un espacio de impacto teatral, ha sido concebida por Gorka Postigo, que para eso es el arquitecto del grupo. En total, son 70 metros cuadrados en blanco y negro, con volúmenes contrastados -el mobiliario, unos módulos de 40 centímetros por 40, parece surgir del damero del suelo en diferentes alturas- y un juego de luces muy escénico, para que nadie se pierda nada de lo que sucede allí.
Una de sus colecciones, titulada “Cuerpo extraño”, defiende la tesis de que hay que complementarse: prendas desdobladas en lana, seda y algodón. Como telón, las oscuras cortinas que cubren las paredes. “Son como un velo, parece que ocultan algo -dice Delfín, un abonado a las interpretaciones psicoanalíticas-. La intención es que cambien de color con cada colección. Las próximas seguro que serán blancas”.
La colección recupera así su sentido original -misterioso, contradictorio, subversivo- que, mutilada por piezas en cualquier otra tienda, no se entendería. Además de completa, aquí se exhibe para su mejor visión colgada de un 'burro' de acero de varias alturas, realizado en una sola pieza.
Una serie de sweaters tejidos en versión masculina, la nueva línea de remeras (“best seller” de la casa, con las que se hizo popular) y una selección de complementos (joyas en colaboración con Chus Burés, zapatos de Celia Marco) completan, de momento, una oferta que puede ampliarse puntualmente con ciertos caprichos.
Su relación con el arte
A David Delfín lo crucificaron en sus primeros desfiles, cuando mostraba cuerpos tapados o pintados de negro... Es el más conocido de los diseñadores jóvenes que van más allá de la moda y rozan la estética de las artes plásticas.
En aquellos momentos, muy pocos se habían percatado de las intenciones artísticas de la moda de Delfín. Sólo algunos pocos se dieron cuenta tempranamente de que aquel “escándalo” refería a la estrecha relación moda-arte que es la premisa de este peculiar diseñador. Entonces, él apuntaba a una conexión con Magritte. Esa inspiración le costó una lluvia de alusiones negativas.
Ahora, en la cresta de la ola, el artista malagueño ha retornado al arte que lo inspiró entonces y siempre. El accionismo vienés; Joseph Beuys y el aura de muerte; mutilación y dolor que rodea a esa estética vuelven a ser las fuentes de la que abreva.
En su retorno al arte (si es que alguna vez se marchó), la galería madrileña Soledad Lorenzo acogió los primeros días de este año la restrospectiva “Extimidad”, en la que se recogía lo mejor de sus modelos. Bimba Bosé y la omnipresencia de la muerte, lo surreal y lo fantástico, concintaron la atención de un público muy atento a lo que de ahí podía surgir.
La polémica de años atrás se convirtió en admiración. La provocación ya no es la misma. Ahora, se lo ve como arte. Amparadas por una banda sonora tenebrosa, de entre las tinieblas y sólo con la iluminación de varios focos lejanos, las modelos ambiguas, casi andróginas que forman parte del mundo de daviddelfín comienzan a vagar por la pasarela.
Son trajes casi imposibles. Mutilaciones tanto de torso como de cabezas, traducidas a prendas misteriosas, al igual que diseños como para centauros, se mezclan con la estética de lo oscuro, de lo oculto. Una niña que pierde demasiado pronto su inocencia, gemelas enfundadas en un pantalón de tres piernas o la languidez de una figura ya mayor. Elementos imposibles, de otro mundo, que tienen como colofón la aparición de Bimba Bosé, la musa eterna de David Delfín.
Moda sin tóxicos
En el Círculo de Bellas Artes de Madrid, 16 destacadas marcas españolas participaron de un curioso desfile en que el diseño se fusionaba con una buena causa: el cuidado de la naturaleza y de las personas.
Bajo el lema “Moda sin tóxicos”, y en colaboración con Greenpeace, marcas como Agatha Ruiz de la Prada, Inditex, Camper o Hannibal Laguna han mostrado unos diseños que se identifican por el uso de sustancias no contaminantes en los materiales. De hecho, y como señalaron algunos participantes, lo más difícil fue encontrar, por ejemplo, corchetes y cierres apropiados para este desfile, ya que siempre contienen aluminio.
“Se reivindica que se eviten los productos contaminantes, como el níquel, el plomo, el cromo VI, el formaldehído, los ftalatos o las arilaminas, en los tratamientos que sufren los tejidos”, señaló un representante de esta iniciativa, que busca promover un cambio en la legislación sobre productos químicos. Entre los participantes, que mostraron tanto moda sport como de fiesta, también se encontraron Carmen March, Antonio Pernas, Carlos Díez y, por supuesto, David Delfín.