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ARTE Y TECNOLOGÍA

El diseño y la mente elástica en el MOMA

El Museo de Arte Moderno sorprende con una exposición que muestra la relación entre la tecnología, la ciencia, y el diseño. No se trata sólo de una recopilación de objetos innovadores sino también se presentan conceptos que ayudarían a mejorar la vida de los hombres.

El diseño y la mente elástica en el MOMA
New City de Frankfurt, Lynn y McDowell.
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“En las últimas décadas los desarrollos tecnológicos obligaron al hombre a experimentar drásticos cambios en algunas de las dimensiones más establecidas de su vida: tiempo, espacio, materia e identidad y, para metabolizarlos, las mentes han tenido que adquirir suficiente elasticidad”, dice una de las leyendas de la página web de Design and the elastic mind, exposición que aborda la relación entre diseño, ciencia y tecnología, del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA).
“La capacidad de adaptarse es una característica ancestral de la inteligencia, pero para los tiempos actuales necesitamos elasticidad, que implica ajustarse velozmente. Uno de los objetivos principales del diseño es ayudar la gente a manejar el cambio. Algunas creaciones, como Mosaic, la interfaz gráfica para Internet, han cambiado verdaderamente al mundo”, dijo Paola Antonelli, curadora de la exhibición.
Esta no sólo se trata de una recopilación de sorprendentes objetos procedentes de estudios de diseño o laboratorios de todo el mundo, que algún día no muy lejano se introducirán en nuestras vidas. Sino también se presentan una amplia serie de conceptos que invitan a considerar las limitaciones, aspiraciones y hábitos del hombre corriente con vistas a mejorar su existencia o simplemente, a crear un debate en torno a nuestras decisiones futuras.
Con este objetivo, el MoMA seleccionó más de 200 obras entre "objetos, proyectos y conceptos, que van desde la nanociencia, pasando por la escala humana, hasta la cosmológica". Y el museo mismo produjo cuatro de los proyectos exhibidos en la muestra. Uno de ellos es New City, de Lynn y McDowell, una ciudad virtual, “concebida como una extensión natural del planeta, donde la ciencia se mezcla con la ficción", que se despliega en una especie de cueva formada por 12 pantallas (ver epígrafe).
Chuck Hoberman, inventor de los Unfolding Structures, objetos que transforman su dimensión y forma, presenta Emergent Surface –segundo proyecto-, una estructura de acero y aluminio que proporciona reparo contra las situaciones climatológicas más extremas y adversas. También se estrena I Want You To Want Me, un proyecto en Internet, que explora la búsqueda de la identidad y las relaciones interpersonales en la era digital. La obra, que seguirá funcionando online después del cierre de la muestra, se presenta en una instalación formada por sendas pantallas interactivas, en forma de silueta femenina y masculina, que los visitantes pueden llenar con sus perfiles.
Finalmente Rules of Six presenta un experimento inédito en la creación de materiales, que se plasmará en un relieve mural que crece en directo y demuestra todo el potencial de estas técnicas generativas.

Una muestra diversa
La selección abarca desde nanoherramientas a vehículos, desde aplicaciones a interfaces, desde soluciones pragmáticas para las necesidades cotidianas hasta ideas provocadoras, que pueden marcar nuevas tendencias.
Por ejemplo, uno de los proyectos titulados Typosperma (ver foto), es una biotipografía creada por el israelí Oded Ezer, a partir de criaturas clonadas con información tipográfica. Según el artista: "La idea principal del proyecto es crear nuevas criaturas transgénicas imaginarias, surgidas de espermas clonado, al que se les ha implantado información tipográfica en su ADN".
Otro de los trabajos seleccionados fue Shadow Monsters, una instalación del londinense Philip Worthington, que demuestra que el mismo software de reconocimiento visual puede ser usado con fines lúdicos, como en esta ocasión, pero también para facilitar la comunicación de discapacitados.
Otra pieza que los espectadores pueden ver es una versión digital de las sombras chinescas –se presentaron en la última edición del Festival Sonar de Barcelona-, que surgen de la mano del visitante y luego cobran vida creando un mundo interactivo y participativo. El español Miquel Mora exhibe Smart Tapes y Memory Envelope, resultado de sus investigaciones sobre la electrónica orgánica en el Royal College of Art con el objetivo de crear procesadores, visualizadores y baterías, y flexibles como papel. "Los objetos llevarán la tecnología como una piel en vez de cargarla en su interior", comentó Mora.
En el ámbito del diseño ecológico Alberto Meda y Francisco Gómez presentan una botella que utiliza los rayos UVA y el calor del sol para destruir los microbios patógenos del agua, mientras que Sheila Kennedy creó un tejido dotado de placas solares y nanotecnologías para convertirse en fuente luminosa.
También se exponen proyectos producidos por grandes empresas, como el Aqua_ray de Festo, un pez raya hidráulico teledirigido, que simula casi a la perfección el sistema de movilidad de los peces y se puede usar para la investigación marina sin perturbar el entorno natural. Otro  de ellos es MyBio-reactor Cow de Elio Caccavale, una pieza que forma parte de una colección de juegos que exploran la aparición de híbridos biológicos.
Por su parte, el japonés Yuko Nakamura armó un sitio web con 285 obras, 50 de ellas se presentan exclusivamente en Internet. El sitio ofrece un recorrido paralelo virtual y permite interactuar con contenidos de la exposición. "La muestra celebra la habilidad de los diseñadores, para abarcar los cambios tecnológicos, científicos y culturales", agregó Antonelli.

Lo último en nanotecnología
¿Para qué sirve un espermatozoide en cuyo ADN se ha implantado información tipográfica? Ezer, creador del llamado Typosperma, concebido gracias a la nanotecnología (el arte de manipular materiales a escalas moleculares o atómicas) simplemente aspiraba a crear un nuevo tipo de criatura transgénica, mitad letra mitad espermatozoide humano. El resultado es estéticamente espectacular, pero la simple posibilidad de su existencia genera preguntas sobre cómo el llamado nanodiseño será capaz de crear organismos imposibles que, sin embargo, ya hoy empiezan a ser utilizados en la medicina y prometen ser la llave que abrirá la puerta a la curación de muchas enfermedades.
El problema es que ya no basta con adaptarse a los cambios tecnológicos: éstos se producen a tal velocidad que a la adaptabilidad hay que añadirle la aceleración. De ahí la necesidad de una mente elástica dispuesta a absorber las transformaciones en el espacio, el tiempo, la materia y el propio individualismo. "Es ahí donde entra en juego el diseñador, que aquí se presenta no ya como alguien que nos provee de cosas útiles si no que, a través del uso de los avances científicos y tecnológicos, interpreta esta extraordinariamente dinámica realidad", explica Antonelli.
El nanodiseño es sólo uno de los fascinantes capítulos de esta exposición en la que el diseño orgánico tiene otra parte esencial, proponiendo ideas como la del estudio The Tissue Culture and Art Project, creadores del prototipo Victimless leather (Cuero sin víctima). Se trata de una chaqueta viva en miniatura, concebida in vitro de materiales biodegradables con la que Oron Catts e Ionat Zurr llaman la atención sobre los hábitos consumistas. "Si las cosas que nos rodean cada día estuvieran vivas seríamos más responsables con nuestro entorno y reduciríamos nuestros niveles de consumismo".
En el ámbito de los aparatos puramente prácticos pero con conciencia hay desde elementos como el O Oxygen generator que activa la producción de oxígeno de unos organismos inmersos en agua llamados Spirulina platensis -y que ahora utiliza la NASA para mejorar la calidad del aire de sus astronautas en el espacio-. También hay zapatillas como las diseñadas por la española Emili Padrós. Sus Non stop shoes (zapatos que no paran), acumulan energía al caminar y después pueden utilizarse para recargar aparatos electrónicos.

Redacción Adlatina

por Redacción Adlatina

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