Una conjunción de factores y de circunstancias han hecho de los medios de comunicación el mayor agente socializador que jamás haya existido. Este fenómeno, ahora, está desencadenando una sustancial problemática: homogeneización versus identidad. Paradoja que se verifica, particular y dramáticamente, en los chicos y en los jóvenes. Puesto que cuando acceden a los medios, y muy especialmente a la televisión, no buscan solo entretenimiento o información. Ambos están buscando, desesperadamente, aprender quienes son y como tienen que ser para no quedar aislados, para relacionarse con los demás y para conocer del mundo en el cual tienen que vivir.H
Si se suman las horas que los niños y los jóvenes pasan diariamente frente al televisor y si, conjuntamente, se analiza la utilización que hacen de sus temas en las conversaciones y en los juegos con sus respectivos pares, es lógico concluir que el medio televisivo es el medio ambiente predominante en sus vidas.
LOS JOVENES Y LA TELEVISION
Más allá de los diversos niveles socioeconómicos y culturales de los jóvenes, la televisión cumple en ellos el rol fundamental de socializarlos. Las carencias y las preocupaciones personales, sean económicas, afectivas o personales, se confrontan y se procesan en el ámbito de la televisión, ante la evidente carencia de respuestas de las instituciones (familia y escuela) que tradicionalmente cumplían esta función.
Y aunque es urgente la necesidad de encontrar modelos, es sugestivo que la mayoría de los jóvenes no quiere responder a las preguntas relativas al proceso de identificación. A estos datos hay que sumar los problemas y las expectativas propias de cada grupo social.
Otro dato básico relativo es que la programación televisiva no ofrece muchas alternativas y que los modelos y héroes que transitan por casi todos los programas no son ni santos ni sabios. Por otra parte, las explicaciones que se dan (en la televisión) a la situaciones vitales suelen ser problemáticas y se resuelven, casi exclusivamente, en el plano emocional. Por eso, la función socializadora de la televisión resulta difusa y no consciente, es decir, altamente problematizadora.
LA PUBLICIDAD Y LOS CHICOS
Es sabido que los niños están muy expuestos a la televisión. Particularmente en la edad escolar resulta relevante la necesidad de estima y de categorías, sobre todo, en relación con el grupo de pertenencia. Además, es un hecho fácilmente comprobable que las necesidades del yo se van desarrollando acorde a los estímulos del medio y de las satisfacciones que se van logrando.
Una investigación de la autora en siete distritos escolares representativos demostró que la influencia de la publicidad aumenta a medida que se consideran chicos de menor edad. También que a mayor edad crece la recordación de los comerciales. En relación con los padres, se constató, asimismo, que no hay una verdadera conciencia de la necesidad de una recepción activa (crítica) de la programación televisiva.
La publicidad que ofrece la televisión, sobre todo entre los chicos carenciados, cumple una importante función socializadora (inadvertida) no solo por ser sostén del sistema sino por el aporte de entretenimiento que se ofrece por medio del discurso y de la narración.
Además de aportar y analizar muchas investigaciones cuantitativas y cualitativas, todas ellas relacionadas con el impacto que provoca la imagen en la sociedad, la autora no descuida insertar los muchos y valiosos datos y hallazgos en un contexto más amplio. Puesto que la necesidad de considerar la mayor cantidad de factores que hacen al contexto socioeconómico cultural de chicos y jóvenes permite que las investigaciones, con resultados aparentemente contradictorios, se integren y cobren toda su significación y trascendencia.
Tatiana Merlo Flores se doctoró en Sociología y, entre otras actividades, dirige el Instituto de Investigación en Medios, en relación con los jóvenes y niños, en la Universidad de Morón.