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DIÁLOGO EXCLUSIVO EN EL PALAIS DES FESTIVALS

El testimonio de un jurado de Gráfica

Jaime Atria, director creativo de Leo Burnett Chile y jurado en Press & Poster, cuenta cómo fue su experiencia de juzgar 2500 de las 9040 piezas de gráfica en tres días y su trabajo junto a un presidente de jurado como Marcello Serpa.

El testimonio de un jurado de Gráfica
Atria: "Nunca supe a que país pertenecían las piezas que juzgué".
“No sé cómo sería hace unos años, pero el sistema de votación que se usa hoy en Cannes obliga a los jurados a ser sí o sí honestos, no nacionalistas. Y me parece excelente”, comenzó diciendo Jaime Atria, creativo chileno que el martes por la mañana, cuando se comunicaron los premios de Gráfica, finalizó su participación como jurado en el 47° Festival de Publicidad de Cannes. A continuación, la conversación mantenida entre Atria y los enviados especiales de Adlatina.com: -En Press & Poster este año hubo 9040 inscripciones, récord histórico. ¿Cómo trabajó el jurado para poder ver todo en tres días? -Lo primero que hicieron fue dividirnos en grupos de cinco y seis personas. Cada grupo vio entonces alrededor de 2500 piezas, que sigue siendo una enormidad para tres días, pero es claramente más manejable. -Concretamente, ¿cómo era el trabajo? ¿Las piezas se proyectaban? -No, no. Cada jurado tenía una serie de carpetas con folios en las que estaban distribuidas las piezas por categorías. A cada carpeta vista se la marcaba con una equis. Entonces íbamos pasando los folios, mirando cada pieza y, utilizando un lector de códigos de barras que nos habían dado para eso, primero marcábamos el código de la pieza y, a continuación, el código del puntaje que le dábamos, de cero a diez. -Un tema eterno en todos los festivales es el del nacionalismo de los jurados. Con ese sistema, ¿era fácil detectar las piezas que eran del país de uno y ponerles mayor puntaje? -¡Para nada! Es más: era imposible, salvo que uno conociera de memoria todas las piezas inscriptas por todas las agencias de su país. Pero como ese no era mi caso y en los folios no había ningún dato, ni de la agencia ni del país, nunca supe de qué países eran las piezas que me gustaban ni las que me disgustaban. Y no sólo eso: además, como cada jurado en esa etapa trabajaba por separado, sin hablar por nadie, no hubo posibilidad de influir en lo más mínimo para hacer entrar una pieza en el shortlist. Esa posibilidad, en todo caso, empezó a partir de la etapa de discutir los premios, que vino después. Pero al shortlist entraron exactamente los que los jurados votaron con toda honestidad. -Y en la etapa de discutir los premios, ¿de qué modo se decidía cada uno? -En base a simples mayorías. El método era simple: quince manos levantadas eran el mínimo necesario para que una pieza obtuviera un león. Entonces, si el presidente del jurado pregunta “¿quién piensa que esta pieza merece un oro?” y se levantaban menos de quince manos, inmediatamente la pieza pasaba a ser considerada para plata. Y si tampoco llegaba a quince, para bronce. Y si tampoco, se quedaba en el shortlist, sin león. -¿Cómo fue trabajar con Marcello Serpa, director general creativo de la brasileña Almap BBDO y presidente del jurado? -¡Un lujo! Realmente ningún jurado podrá afirmar que Serpa no fue un presidente absolutamente transparente y ecuánime. Es más: más de una vez sucedió que el levantó la mano apoyando una pieza equis y, aún así, las manos levantadas no llegaron a quince. Creo, incluso, que le pasó un par de veces con piezas suyas. Como le pasó a mucha gente. Creo que los resultados incluyen verdaderamente a las mejores piezas de las inscriptas. Habrá habido olvidos y distracciones, como siempre, pero el grueso de lo que se premió es con toda justicia muy destacable.
Redacción Adlatina

Por Redacción Adlatina

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