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EL ANÁLISIS DE LOS TRES JURADOS MÁS JÓVENES DEL ANDA 2000

Fermín Cimadevilla, Roberto Fonfría y Salvador Cappiello no se callan nada

Sentados tranquilamente al sol en la terraza del hotel Tamanaco, los jurados que representaron a las agencias JMC/Y&R, Ars D’Arcy y Roberto Eliaschev Publicidad respectivamente brindaron su reconocimiento para una organización que, tras algunas idas y venidas, terminó apoyando plenamente la necesidad de los cambios rotundos y arrojaron sus dardos hacia un pasado y un presente publicitario venezola

Fermín Cimadevilla, Roberto Fonfría y Salvador Cappiello no se callan nada
Cappiello, Fonfría y Cimadevilla: la nueva guardia quiere romper todas las barreras.
“Esto es un comienzo maravilloso”, comenta entusiasmado Fermín Cimadevilla nada más empezar el diálogo. “Es un cambio serio y valiente”, aporta su colega Roberto Fonfría. “Y no corresponde sólo a nuestra industria: lo que está pasando en la publicidad venezolana es la exteriorización de unas modificaciones que están operándose en toda nuestra sociedad”, analiza Salvador Cappiello. El tema, omnipresente durante esta semana ‘de ruptura’ del Anda 2000, resultaba absolutamente oportuno para ser conversado con ellos: de acuerdo con lo que mucha gente del medio opina, los tres, más el aporte de Alberto Hernández (vicepresidente creativo de J. Walter Thompson) y de Sebastián Arrechedera y Ricardo Cié (actualmente trabajando en México), los responsables de haber empujado a la vieja guardia de este mercado a adoptar los cambios que en estos días todos agradecen, pero que tres o cuatro años atrás sonaban a quijotada casi ridícula. “No estamos diciendo de ningún modo que ya esté, que ahora podemos descansar porque lo hemos logrado –reflexiona Cimadevilla–. Para nada. Sin ir más lejos, incluso en el jurado de este festival hubo muestras, ejemplos, reflejos mentales de lo que piensa mucha gente de esta industria en este país. Por supuesto que es comprensible: durante años el asunto funcionó muy bien, y hay muchos que seguramente se cuestionarán ‘¿para qué diantres querrán estos niñitos imberbes cambiar algo que hace rato ya que probó su eficacia?’ Pero es que nosotros sentíamos que la publicidad venezolana estaba cada más cerrada en sí misma, sin saber lo que pasaba más allá de sus fronteras”. Fonfría amplía los alcances de ese mismo ejemplo y acota: “Basta ver lo que está pasando con el proceso de instalación de las centrales de medios, que en Venezuela comenzaron a llegar en los últimos meses y no han acabado aún. Por un lado, es una gran noticia para la actividad, porque va a servir para que se separen definitivamente el negocio puro, que tiene que ver con la contratación de espacios publicitarios, de lo que es propio de esta actividad, la creatividad, que puede ser incluso más negocio. Si las agencias venezolanas comienzan a ser una suerte de boutiques creativas, bienvenido sea”. “¿Te parece? –interviene Cimadevilla–. Yo no estoy tan seguro de que vaya a ser tan fácil ese proceso, porque, de todos modos, los dueños de las centrales de medios siguen y seguirán siendo los dueños de las mismas agencias. Con lo cual todos siguen teniendo intereses de ambos lados del mostrador...” “Sea como sea, creo que una de las cosas que más nos sorprendió en este trabajo de juzgar piezas junto a creativos de la talla de Pablo del Campo o Lucho Correa es haber comprobado que en pensamiento no estamos tan lejos como pensábamos –detalla Cappiello–. En concepción creativa, los criterios que aplicábamos al juzgar eran más o menos los mismos en ellos que en nosotros. Claro, la gran diferencia es que ellos vienen trabajando con clientes ya acostumbrados a aprobar ideas arriesgadas, supongo que en parte por mérito de los clientes y en parte por mérito de los creativos mismos. Aquí todavía quedan muchos anunciantes a los que les falta dar ese gran paso”. “Eso es cierto con respecto a los procesos mentales y las estructuras de razonamiento –Cimadevilla brinda su punto de vista–. Con respecto a los pensamientos. Pero igual creo que falta un poco de vuelo. Este mercado está sediento de ideas”. Es Cappiello quien completa la idea: “Por supuesto. De ideas y de potencia. Basta ver dónde está el único venezolano que en los últimos tiempos demostró tener cojones: presidente de la República. Sin entrar a analizar si es bueno o malo, está claro que lo demostró”. Fonfría culmina: “Como dije al principio, este es un cambio serio y valiente. Se expuso en público en estos Anda 2000. Ahora viene el trabajo de llevarlo al trabajo de todos los días, a los encuentros con los clientes”.
Redacción Adlatina

por Redacción Adlatina

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