Más de una década después de un intento que hizo Hoover de aumentar las ventas de sus aspiradoras obsequiando vuelos gratis a Estados Unidos -y que produjo un espectacular efecto bumerán-, otra empresa ha caído en el mismo terreno peligroso.
La firma de cosméticos Avon está siendo duramente criticada por el ente de regulación de la publicidad británica después de ofrecer a sus clientes teléfonos celulares gratuitos si sus compras superaban las 15 libras (unos 28 dólares), y pronto descubrir que no había suficientes aparatos para atender a la demanda.
Avon, famosa por su fuerza de ventas –alguna vez conocida como “Avon ladies” (las damas de Avon)- comunicó a sus clientes meses atrás que podrían obtener un teléfono móvil gratis si realizaban una compra de, como mínimo, aquel monto.
Pero la empresa se vio forzada a dar marcha atrás después de que más de 750 mil personas utilizaron la oferta, lo que representaba una cifra diez veces mayor a la cantidad de teléfonos que poseía Avon para distribuir en el operativo.
Muchos en Gran Bretaña recordaron entonces aquel fiasco de Hoover de 1992, cuando esta compañía perdió unos 90 millones de dólares después de ofrecer al público viajes sin cargo a Estados Unidos, por intermedio de unos vouchers que ellos podían canjear en los lugares indicados.
Demasiado bueno...
La oferta de Avon llegó en un folleto que explicaba todos los detalles de la operación, y que tenía un texto que, curiosamente, llevaba por título “¿No es esto demasiado bueno para ser verdad?”.
El folleto afirmaba: “Dado el poder de la marca Avon, y nuestros millones de clientes en todo el país, Orange está muy orgullosa de trabajar con nosotros. Juntos pudimos producir esta fabulosa oferta”. Orange era la encargada de realizar la operación de canje.
Sólo los más detallistas advirtieron que, en letra muy pequeña, aparecía la frase “sujeto a disponibilidad”.
Durante marzo, Avon continuaba promoviendo la oferta a pesar de que la compañía ya sabía que no iba a poder cumplir cabalmente con la demanda.
Docenas de consumidores se quejaron ante la ASA (Advertising Standards Authority) después de que supieron claramente que no iban a recibir los teléfonos celulares.
La entidad apoyó los reclamos y ordenó a Avon “tomar mayores recaudos al estimar la demanda para sus regalos, basándose en promociones anteriores” y “adoptar acciones inmediatas y sin ambigüedades para reducir la frustración que pueden producir futuras promociones que excedan las disponibilidades”.
También criticó a Avon por no decir a sus clientes en su carta de disculpa que podrían cancelar su orden de compra si deseaban hacerlo.