De hecho, este año puso el punto final a los desfiles de la última edición de El Ego de Pasarela Cibeles y su participación no dejó indiferente a nadie. Sus modelos presumieron de coleta alta a un lado y gafas Wayfarer de Ray-Ban, en un claro guiño a principios de los años ‘90. La ropa: una revisión contemporánea del chándal de táctel. "Como buena hija de mayorista, desde muy pequeña jugaba a montar escaparates en los sillones de mi casa y en ocasiones acompañaba a mi madre en sus viajes a Italia. En realidad, yo quería ser abogada y una conversación tipo ¿Cómo me ves de mayor? me hizo cambiar de idea".
Krizia recuperó el táctel como materia prima y el chándal como prenda de experimentación para crear su última colección presentada en El Ego de Cibeles en febrero de esta año y en septiembre en el certamen 080 Projecte Bressol Catalunya, en el cual se coronó como finalista.
Si las marcas deportivas se lanzan a los revivals de los años ‘70, la joven española recupera los míticos colores y materiales de los ‘80 y ‘90, en los que el chándal de táctel inundaba los espacios deportivos con rayas y combinaciones imposibles.
El reciclaje de piezas y la revisión del concepto de esta prenda construyen una colección de lujo callejero, en el que las remeras se alargan hasta convertirse en minifaldas, las hombreras comparten escenario con el pantalón deportivo y el dorado y negro combinan en prendas ataviadas de lentejuelas y destellos. “La moda es el arte que viste tu cuerpo, que te identifica como persona pero que hace a la vez diferenciarte. Embellece tu alma, habla por tí. Decora tu cuerpo como un cuadro decora tu casa”, dice Krizia en una nota a un medio español.
Su estilo: reutilización y reciclado
Lo suyo era la moda. Y se preparó tanto en escuelas de diseño como trabajando para otros diseñadores. Y sus esfuerzos dieron fruto: lanzó su propia marca. Una ropa que tiene el deporte como inspiración pero con un toque de innovación. "Una mezcla entre deporte de lujo con una visión de futuro. Va dirigida a un público joven extremado y atrevido, que siente la moda como un arte llevado en el cuerpo, el cual intenta expresar sentimientos", describe Krizia su estilo a un medio español. Y aunque el chándal ha estado relacionado con grupos marginales, tribus urbanas o domingueros, ella le saca su lado más chic. "Actualmente, muchas marcas deportivas están sacando colecciones de deporte-elegante -puntualiza Krizia-. La moda no es sólo tacón, transparencias y mujer". Aunque resulta difícil pensar en el glamour que tiene un chándal de táctil, "el hacer la colección con ellos fue una casualidad. Cuando estaba montando mi taller me encontré con unas bolsas que eran chándales de stock de la tienda de mi madre de principios de los 90. Al verlos, enseguida surgió la idea", agregó.
Ella elige la reutilización y el reciclaje como una de sus técnicas de cabecera. "Sí, a veces puede ser mucho más creativa la idea de coger algo que ya existe y convertirla en otra totalmente diferente". Pero nunca deja de lado la innovación y su toque personal. "Estoy de acuerdo con los que dicen que así es mucho más fácil trabajar, pues siempre es más difícil salir de nada. Pero yo intento fusionar las dos técnicas de trabajo".
Las chaquetillas de chándal originales de los 70 se recuperaron de los anaqueles de las tiendas de segunda mano y se convirtieron en un must. Pero con las prendas deportivas de los 80 y 90, la gente lo piensa muchas veces antes de ponérselas. "Los cortes, tejidos y colores eran diferentes y eso hace que la gente no se atreva. Las reinterpretaciones se suelen adaptar a la moda del momento. Aquella moda fue bastante extrema y ahora se la considera hortera. A mí me atrae", dice.
Desde la música hasta las mayas con jerséis oversize y “el pelo corto peinado hacia arriba, las ray-ban, la aparición del walkman, las hombreras, los casetes, los programas de televisión", esa época dejó huella en toda una generación.
Lo deportivo lleno de lentejuelas, chandalismo con brillo. Sudaderas que se alargan hasta convertirse en minifaldas con leggins ceñidísimos en las piernas. Lujo callejero con hombreras que simbolizan ambición. “Work hard, play hard”, es su lema. Skyline estampado en vestido naranja, mucho dorado y negro. Prendas con personalidad salidas de su taller de Barcelona. La diseñadora una y otra vez vuelve a dejar en claro que sus reinas del extrarradio pueden lograr lo que quieran si se lo proponen.
Este nuevo talento, formado en