Es uno de los pocos medios que comenzó mucho antes que la publicidad entre los que actualmente se disputan una porción de presupuestos de marketing. La prensa escrita, coinciden los investigadores, nació en 1605; este año, por lo tanto, celebra su aniversario número 400. Y a pesar de que su circulación está estancada, continúa peleando codo a codo con la televisión por la porción mayor de la torta publicitaria.
El boletín de la Asociación Mundial de Periódicos (en inglés, la sigla es Wan) tituló en su última edición y en la portada: “La prensa:¡cuatro siglos de juventud!”. En efecto, no representa su provecta edad; los diarios son influyentes, atraen con nuevos contenidos y nuevos diseños, y han encontrado en la web una aliada que les permite actualizar permanentemente la información que brindan a sus lectores.
La investigación fue hecha por los expertos del Museo Gutenberg de Mainz, Alemania. La partida de nacimiento de la prensa, informaron, fue el diario “Relation”, cuyos primeros ejemplares fueron hallados en los archivos municipales de Estrasburgo, ciudad que actualmente pertenece a Francia, pero que por entonces formaba parte del “Deutsches Reich”.
“Las pruebas son contundentes y creo que podemos decir: ¡Feliz cumpleaños, periódico impreso! -exclamó Timothy Balding, director general de la entidad mundial, la Wan.- Nuestro comité ejecutivo ha examinado todos los datos y está convencido de la validez de las pruebas”.
Martin Welke, fundador del Museo Alemán del Periódico y autor del descubrimiento junto con el profesor Jean Pierre Kintz, historiador de Estrasburgo, explicó que el editor de “Relation” era un tal Johann Carolas, quien se ganaba la vida a principios del siglo XVII mediante la publicación de boletines informativos manuscritos, que se vendían a precios muy elevados a abonados pudientes. El diario tenía una red de corresponsales que enviaban noticias desde varias ciudades del mundo.
El Museo Gutenberg
¿Había un lugar mejor, acaso, que el Museo Gutenberg para revelar la antigüedad del periódico? El sitio alberga una reproducción de la prensa que inventó el impresor alemán, pero la joya de la corona es una de las copias originales de la primera Biblia, “un ejemplar que se destaca no sólo por su valor histórico, sino también por su extraordinaria belleza”, dice Jorge Dell’Oro, socio de Dell’Oro Trigo, quien el año pasado visitó el Museo luego de integrar un panel sobre publicidad y comunicación política en una universidad cercana.
La ambientación, de acuerdo con lo que cuenta Dell’Oro, instala al visitante rápidamente en el siglo XV, cuando Gutenberg inventó la máquina tipográfica que lo inmortalizó. Escuchemos a Dell’Oro:
“Pese a no estar ubicado en el edificio original, en el que vivió y trabajó el inventor, trasmite una sensación de realidad de lo que fue su taller… Entrar al Museo es entrar en la penumbra, con sectores puntualmente iluminados en forma tenue pero lo suficiente como para admirar los bellos incunables. El papel no tolera la luz a pleno, su deterioro se acelera, la temperatura y humedad deben ser mantenidas constantemente. La bóveda donde está lo más valioso, la famosa Biblia, es una obra de ingeniería y electrónica con sofisticados sistemas de sensores láser que forman un anillo de seguridad único, donde toda la tecnología moderna fue convocada para preservar y custodiar el famoso legado”.
“Pocos saben –añade Dell’Oro- que la vida de Gutenberg, cuya fecha de nacimiento hace 610 años es incierta, no fue un lecho de rosas. Fue demandado por incumplimiento de promesa de matrimonio por una joven de Estrasburgo, Emmel Tür, a causa de sus frecuentes exilios. Murió en 1468, pobre e insolvente, debido a los acosos de un prestamista, quien le había adelantado el dinero precisamente para construir su famosa imprenta con tipos movibles”.
El Museo se apresta para celebrar el cuatricentenario del periódico, en julio, con una gran exposición a través de la cual se rememorará la evolución de la prensa desde sus orígenes hasta nuestros días. Se prevé una peregrinación de periodistas, editores, intelectuales y amantes de la literatura al Museo, verdadera Meca de la impresión, la literatura y la cultura.