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EL ESPACIO DE ALBERTO BORRINI

Los sporno, nuevos iconos sexuales

El mismo periodista que lanzó hace doce años la denominación metrosexual, que se utiliza internacionalmente desde el año 2000, puso ahora en circulación el vocablosporno, una mezcla de sport y porno, que satisface algunas inquietudes que hoy se detectan en la sociedad. En este artículo, el columnista de adlatina.com se explaya sobre la novedad.

Los sporno, nuevos iconos sexuales
Una buena figura es imprescindible para que un deportista pueda anunciar exitosamente líneas de ropa, perfumes o calzado.

Mark Simpson, periodista británico, es un astuto inventor de calificativos con claro sentido publicitario. Doce años atrás lanzó el de metrosexual, que logró circulación internacional a partir de su desembarco en Estados Unidos, en 2000, aunque nadie supo explicarlo razonablemente.

Metrosexual ya cumplió su ciclo, por eso Simpson acuñó otro, sporno, vinculado con la atracción mundial de jóvenes y no tan jóvenes por esos nuevos iconos sexuales que son los grandes atletas. El caso es que, de nuevo, tuvo eco en Estados Unidos y ya comenzó a andar. No tardará mucho en llegar a nuestro país, aunque, más apropiado parece ser el alternativo deporno. De todos modos, lo que garantiza su circulación son las dos sílabas finales, destinadas a satisfacer el morbo que cunde en las modernas sociedades.

Se avanza rápidamente en esa dirección, y es lo que motivó a la revista dominical del diario El País de Madrid a dedicarle una interesante nota de fondo, de varias páginas y bien ilustrada. De ella se desprende, entre otras cosas, que no sólo cuenta el sex appeal (¡qué antigüedad!) femenino que se despliega en los courts, en abierto contraste con los alaridos y las voleas francamente masculinas de algunas mujeres, sino también lo que dicen en los avisos.

Un buen ejemplo es Anna Kournikova, una celebridad publicitaria que a veces juega, y hasta suele ganar en el deporte que eligió. Contratada para promover una marca de sostenes, dice muy oronda: “En la pista sólo debería moverse la pelota”.

No hace falta indagar mucho para entender la atracción que ejercen los atletas sobre los públicos; son hermosos, y a diferencia de los artistas de cine o de televisión, la práctica del deporte garantiza una buena salud y más energía.

Los jugadores de fútbol, de rugby o de tenis, hoy se preparan para triunfar en el deporte, como siempre,  pero desde hace algún tiempo dedican también mucho tiempo y dinero para lograr parejo desempeño ante las cámaras. La televisión es responsable de la nueva coquetería personal: hay que jugar bien, pero con un ojo puesto en los ingresos publicitarios. Tiene que ser muy bueno, o muy carismático, un deportista para disimular una mala figura; esos atributos son decisivos cuando se trata de anunciar ropas, perfumes o calzado. El doble éxito de Beckham debe ser, hoy, uno de los incentivos que tienen los chicos para decidirse por una carrera deportiva.

 

De Rubens a Caro Cuore

Las mujeres parecen llevar ventaja a los hombres como íconos sexuales del tenis. La siberiana María Sharapova, dicen, es la que más gana por su actuación fuera de las canchas. Pero los hombres no se quedan atrás, y por momentos parecen dispuestos descontar ventajas rápidamente.

Los varones predominan en vísperas (y durante, si es que siguen en carrera), de las grandes copas y competencias mundiales, que se perfilan como los mayores media events de la globalización. La mayoría de los jugadores de la selección italiana de fútbol fueron convocados por los anunciantes en las semanas previas al inicio de la Copa del Mundo; Dolce & Gabanna reunió a los más famosos, sin siquiera nombrarlos, cerca de las duchas y luciendo slips con su marca. Fue una excelente inversión porque Italia ganó el torneo.

Tiger Woods está segundo en la nómina de las celebridades que más embolsan, sólo superado por la conductora televisiva Oprah Winfrey. Beckham, a su vez,  fue uno de los primeros en conservar la calificación que estrenó, metrosexual, y, al mismo tiempo, descollar en la novida de los sporno.

Los almanaques, es tradición, exigen la práctica del nudismo. Con las mujeres no hay mayores problemas, y se prestan hasta las que hace poco levantaban las cejas ante los que se colgaban en las gomerías; pero con los hombres es algo más complicado. Los jugadores del equipo francés de rugby posaron desnudos, pero de espaldas, en uno de los últimos almanaques.

Los analistas gustan de vincular estas novedades con la herencia cultural clásica; si de verdad es así, lo que salta a la vista es la transformación del cuerpo, debida en los varones a los deportes y el gimnasio, y en las mujeres al rotundo rechazo de la celulitis de las modelos de Rubens –que hoy les impediría posar para Caro Cuore–, y a la popularización del jean, que cambió la silueta femenina y el centro de atracción de las miradas masculinas.

 

Alberto Borrini

por Alberto Borrini

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