AHORA QUE ADQUIRIÓ DIRECTV, TRAS UNA DURA PUJA QUE SE EXTENDIÓ DURANTE TRES AÑOS; PAGÓ 6.600 MILLONES DE DÓLARES
Murdoch es más que nunca el todopoderoso de la TV mundial
Al anunciar la compra de DirecTV, el magnate de los medios mundiales dijo una frase clave: “Vamos a lograr que el satélite sea un competidor viable del cable en los Estados Unidos”. En esa lucha está desde hace quince años en Europa, con su BSkyB, y ahora intentará en Norteamérica poner todo el peso de su infraestructura para atormentar a sus rivales. Pero es un terreno sinuoso y él sabe que tendr
Murdoch: ahora, con DirecTV, 110 millones de televidentes en todo el planeta.
Con la adquisición de la red DirecTV, Rupert Murdoch se convirtió –más que nunca– en el hombre más poderoso de la televisión mundial, con una capacidad de alcanzar más de 110 millones de espectadores en cuatro continentes.
La red satelital se extiende de Saigon y Sydney a Seattle. Esto ubica a News Corp. en la inmejorable posición de poseer, al mismo tiempo, a los mayores canales de televisión paga, por una parte, y a varios de los canales y sistemas de producción más importantes de todo el mundo.
El único continente al que no llega el largo brazo de Murdoch es África.
Con su servicio Star TV Asia, el complejo alcanza a países como Vietnam o la diminuta isla de Guam, en el Pacífico, donde cuenta con 65 mil suscriptores en hoteles y en la base militar de los Estados Unidos que funciona en el lugar.
El imperio Murdoch está cubriendo, además de Norteamérica, los mercados de Gran Bretaña, Italia y buena parte de China, otros países asiáticos, América Latina y Australia.
6.600 millones
La compra, largamente ambicionada por el famoso magnate de los medios, se concretó en 6.600 millones de dólares. Fue la culminación de una campaña de tres años para ganar el control de Hughes Electronics, la compañía madre de DirecTV, que es la mayor red satelital de los Estados Unidos . Murdoch describió el acuerdo como “genuinamente excitante y transformador para News Corp”.
Este conglomerado adquiere el 19,9 por ciento de Hughes, propiedad de General Motors, y un 14,1 más de accionistas públicos, pensiones de GM y otros planes de beneficio. La propiedad de Hughes se transfiere al Fox Entertainment Group, una subsidiaria que incluye la cadena principal de Fox, programación, estudios de filmación y estaciones de cable. Fox es, en un 80,6 por ciento, propiedad de News Corp.
Murdoch se convertirá en chairman de Hughes, mientras el veterano Chase Carey, de News Corp., será presidente y ceo.
El negocio incluye la adquisición de la plataforma de DirecTV, que tiene más de 11 millones de suscriptores, un 81 por ciento del operador satelital PanAmSat y la firma Hughes Network Systems.
“Con casi 15 años de experiencia ganada en nuestras plataformas mundiales de TV paga, incluyendo el líder BSkyB, estamos confiados en nuestra capacitación –dijo el magnate al dar la noticia de la adquisición–. Vamos a lograr que el satélite sea un competidor viable del cable en los Estados Unidos”.
Parecía perdedor
Pero no siempre brilló el sol para los planes del conocido empresario. Hace apenas un año y medio muchos analistas y comentaristas de la industria de los medios planteaban directamente la posibilidad de que el conglomerado estuviese desbarrancándose día a día.
Al caer las utilidades de News Corp –como resultado de una crisis que afectó a todos los gigantes de los medios– y con el rival Echostar sacando ventajas en la puja con DirecTV, parecía que la estrella de Murdoch –de 72 años– empezaba a apagarse.
Pero los hechos demostraron que era una percepción falsa. La Comunidad Europea le permitió comprar a la firma Telepiú, en Italia, por un lado, y luego la Fox, de su propiedad, cerró el trato por DirecTV en los Estados Unidos. El hombre volvía a emerger de una crisis, más poderoso que nunca.
Con esta última jugada resurge la ambiciosa idea de convertir al Sky Global en una red mundial de distribución por satélite. Proyecto que hace dos años y medio parecía estar definitivamente enterrado entre la caída vertical de los precios de las acciones y los temores de mayores restricciones de los organismos regulatorios.
Hay expertos que afirman que, salvo Ted Turner en sus años más impulsivos –previos a la azarosa fusión con AOL y Time Warner–, ninguna otra personalidad ha estampado más poderosamente su sello en una empresa mediática que Rupert Murdoch. DirecTV, precisamente, puso en juego toda su tenacidad, porque se rehusó a abandonar su porfiada lucha contra Charlie Ergen, de Echostar, que parecía haberse asegurado esa compra a finales de 2001.
Esa perspectiva de la supremacía de Echostar se quebró de golpe, y ahora es evidente que mucho de ese fracaso se debe al incansable lobbying que ejerció News Corp entre las autoridades que vigilan las normas de competencia en los Estados Unidos. Autoridades que finalmente dictaminaron que Echostar no podía adquirir a su único rival.
Ahora los analistas predicen que la agresiva política que le permitió al BSkyB deshacerse en Gran Bretaña de sus competidores en la TV paga se trasladará en larga escala a los Estados Unidos. Esperan que News Corp. haga malabares con los precios que les cobrará a otras plataformas de cables para sus canales Fox News, Fox Sports y Fox Family, y aprovechar la ventaja de tener de su lado a DirecTV. De la misma forma, influirá sobre las compañías de cable para introducir innovaciones como la programación interactiva.
Dura competencia
La posición de News Corp no es única. AOL Time Warner también posee estudios de filmación y redes de cable, pero, por temor a los reguladores y por tener problemas en su cadena de comandos, no se atreve a dar pasos demasiado largos.
News Corp. declara que cumplirá con las reglas del acceso abierto, prometiendo ofrecer toda la programación de Fox a otros operadores de TV paga al mismo precio, pero, como se ha visto recientemente en Gran Bretaña, eso no le impedirá usar la política de valores para beneficiar a su propia plataforma.
Tal vez más que cualquier otro acuerdo que haya logrado en los últimos años, el de DirecTV representa un triunfo personal de Murdoch, particularmente después de la humillación de verse públicamente separado del negocio hace un año y medio.
Gigantes del cable norteamericano como Comcast estaban ayer efervescentes ante la aparición de News Corp, con toda su artillería, en su terreno de juego. Los directivos de Comcast decían que su nivel de suscriptores es más alto y que su sistema es de superior tecnología.
De todas maneras, harían bien en mirar lo que ocurrió en los últimos años de la historia de la televisión paga en Europa. Verían desfilar, uno a uno, a los competidores principales de Murdoch rumbo a la destrucción. Algo de eso podría llegar a ocurrir en la cereza del postre del mercado televisivo, esto es, en Norteamérica.