El nuevo Grupo Berro cuenta con oficinas en Buenos Aires, Barcelona y Santiago de Chile, y planea abrir otras en Miami y Nueva York antes de que finalice este año. La empresa surge luego de la desvinculación de Gonzalo Berro con el grupo australiano encabezado por Ken Cato –uno de los más importantes diseñadores del mundo-, con quienes trabajó durante los últimos 10 años.

Según explico Gonzalo Berro, en la crisis del 2001 él estaba mal económicamente y tuvo que solicitarle dinero al grupo australiano pero ellos no pudieron prestárselo. Desde allí comenzó a surgir la idea en su cabeza de una separación que se hizo efectiva en diciembre del año pasado.

La empresa ya cuenta con cuarenta profesionales en su equipo de trabajo y este año proyecta facturar 7 millones de pesos en conceptos de honorarios. Para el 2006, el objetivo serán los 12 millones de pesos.

Sobre este nueva etapa de su carrera profesional, Berro sostuvo: “Este nuevo emprendimiento tiene la particularidad de ser una empresa ciento por ciento argentina, que tiene a la oficina de Buenos Aires como centro de creatividad del grupo y desde donde se proveen los diseños para todos los clientes de nuestras oficinas, en distintos puntos de Iberoamérica”.

La Campagnola, Las Lilas, Reino, Sara Lee, Química Estrella, Petrobrás, LAN y Valentín Bianchi, son algunos de los clientes que ya figuran en su cartera de clientes.

El nuevo grupo presta servicios de identidad corporativa, señalización, ambientación, branding, packaging, editorial, multimedia y naming.

CV de Gonzalo Berro

Socio Fundador y director creativo del Grupo Berro, empezó su carrera como cadete en la agencia publicitaria Soares Gache. “Desde chico mi pasión eran los caballos y los dibujos, como no podía comprarme un caballo preferí dedicarme al dibujo. Por suerte hoy puedo disfrutar de mis dos ‘amores’ ya que tengo caballos peruanos”.

A los 18 años comenzó a trabajar como director de arte. Durante el lapso que estuvo en la agencia descubrió su pasión por el diseño.

Dos años más tarde, decidió escribirle cartas a los diez diseñadores internacionales que más admiraba, diciendo que era un diseñador joven que quería abrir su estudio y que esperaba recibir el know how de ellos. Ocho de ellos le contestaron y uno fue Ken Cato, con quien comenzó a tener un ida y vuelta postal. En el 91 se conocieron personalmente.