El chiste favorito de esta sección habla de un hombre que se encuentra –muy ansioso- a las puertas del infierno. El diablo trata de calmarlo. “¿Es aficionado a las apuestas?”, le pregunta. El tipo dice que sí. “Bueno, entonces usted amará los lunes. En el infierno el lunes es el Día del Casino. Nosotros vamos a ubicarlo con una pila de fichas. Usted apostará todo el día: blackjack, ruleta, lo que sea. Si gana, conservará sus ganancias, y si pierde, el siguiente lunes tendrá una nueva pila de fichas. Si realmente le gusta apostar, amará los lunes”.
El diablo después le pregunta al hombre condenado sobre las comidas que prefería –“Los martes, todo-lo-que-usted-pueda-comer”-; sobre las bebidas –“Los miércoles, día de bar libre”-, y las drogas –en voz baja, “Los jueves, día libre para drogarse”-. Finalmente, le pregunta al nuevo residente: “¿Usted es gay?” “No, no lo soy”. “Humm..., entonces va a odiar los viernes”.
Usted podría decir, a esta altura: “Epa, ¿como puede alguien como usted, que ha condenado tan duramente a BBDO por los avisos de Snickers y de Dodge caricaturizando a la violencia contra los afeminados, divertirse con un chiste tan homofóbico?”.
Bueno, la respuesta es simple: el chiste no es en sí mismo homofóbico. Es acerca de la homofobia. Se lo contamos a todos, heterosexuales o gays. Y se ríen.
Ahora bien. Vamos a Shiny Suds. Hubo un video online de los productos de limpieza de Method que parodiaba al resto del género de los limpiadores utilizando burbujas animadas y sonrientes, que bailaban en una bañadera, cantando y fregando, cantando y fregando, y dejándole un baño súper brillante a una regocijada ama de casa. Es una perfecta imitación que no deja resquicios a la posibilidad de que Shiny Suds sea una marca ficticia. Pero después llega la siguiente escena: es de mañana, mamá está por darse una ducha antes de desayunar, y cuando corre la cortina encuentra a los Shiny Suds todavía allí.
“Buen día”, le gritan ellos.
“¿Que diablos es esto?”, exclama ella.
Y resulta ser que el residuo químico de los Shiny Suds se había quedado en el lugar mucho tiempo después del fregado, exponiéndolo a usted a todo lo que eso implica. Porque el anunciante real es el limpiador orgánico Method, que está nominalmente haciendo el spot en apoyo al Acta llamada Household Product Labelling (Act), pero que en realidad trafica con la duda que deja un gabinete lleno de limpiadores de nombres famosos.
Esto se logra demostrando cuán groseros y amenazantes son los residuos de la espuma. Como un montón de predadores de historieta, ellos le dicen a la mujer que se lave ella misma, y después, ohh, ah, con creciente perversidad, hasta que finalmente le cantan “¡esponja, esponja!”.
Muy divertido, en nuestra opinión, y en la opinión de la mayoría del millón de personas que vieron el video en YouTube o en otro lugar. Porque allí se habla de una espeluznante agresión masculina. Y, oh sorpresa, un puñado de bloggers feministas no sólo apareció perturbada por la narrativa: también vieron que el aviso condonaba a la violación. Ese puñado se convirtió en unos cientos, y Method retiró el spot.
En un editorial de esta misma edición, Ad Age echa una mirada sobre esa decisión, o al menos la cultura de la queja que esto fomentó. Esta sección está respetuosamente en desacuerdo.
No porque creamos -ni remotamente- que el spot condona la violación. Las perversas burbujas están retratadas como una amenaza larvada. Nosotros pensamos que la indignación nos dice mucho más acerca de las partes indignadas que de Method. Pero compare esta reacción del anunciante –eligiendo no ofender y no enfurecer más a partes sustanciales de su target de mercado- con el fingido shock del cartoon de BBDO contra un afeminado, que puede ser tomado por cualquiera como una denigración de los homosexuales.
No, las marcas no necesitan sumergirse en lo que dice cada tonto y llorón con una protesta. Pero deben considerar los sentimientos de los espectadores, y no sólo de la audiencia target sino de toda la audiencia.
De otra forma, todos los días será el día del aviso. En el infierno.