Un Ronald McDonald más delgado y de mejor aspecto aparecerá esta semana como personaje de la cadena de hamburgueserías mayor del planeta, para una campaña global que abarcará especialmente comerciales de TV. El ícono abandonará el disfraz clásico de payaso y vestirá un sobrio conjunto deportivo, siempre con los obvios colores rojo y amarillo, tratando de convencer a los chicos de que salgan de los autos y de las casas y vayan a jugar al fútbol, andar en bicicleta o a patinar en la nieve.
Este nuevo look es parte de un operativo publicitario de McDonald’s por combatir la publicidad negativa que viene culpando desde hace tiempo a sus comidas de provocar daños a la salud. También es una reacción ante el famoso documental Super Size Me, que mostró los efectos dañinos que tenía esa alimentación en un hombre que comió durante un mes sólo los productos de la cadena.
En una declaración, McDonald's señaló que Ronald McDonald es ahora “un embajador global de alegría y buena salud para los niños”.
En marzo, la empresa había contratado a las campeonas de tenis Serena y Venus Williams para apuntalar su imagen de estilo de vida más saludable.
La última campaña global de la compañía, que se fundó hace 42 años, mostraba a los vegetales en primer plano, haciendo malabares y piruetas, mientras que las hamburguesas y las papas fritas, que fueron el centro de los negocios durante décadas, estaban notoriamente ausentes.
“Sentimos más apropiado expandir la discusión a todas comidas en este momento”, quiso explicar Jeff Carl, el vicepresidente de marketing global, cuando se le preguntó por esas omisiones.
Lo cierto es que en el menú de McDonald's se incorporaron en los dos últimos años nuevos items, como ensaladas y frutas, que se sumaron a sus tradicionales productos.
No obstante, algunos expertos aseguran que la campaña sigue siendo engañosa. “Si están tratando de convencer a los niños de que coman vegetales, deberían ofrecer los alimentos que respalden esa elección y hacerlos más atractivos, de la misma manera como lo hacen con los Happy Meals”, dice Samantha Heller, una nutricionista del New York University Medical Centre. La especialista acota que “una hamburguesa del Happy Meal todavía contiene 600 calorias y 20 gramos de grasa”.
Subas y bajas
La cadena informó el viernes pasado que las ventas en sus restaurantes que abrieron hace al menos un año subieron un 1,8 por ciento de mayo, y que “las bajas en las ventas en Gran Bretaña, Alemania y Japón compensan los mayores valores de Estados Unidos”. En otras palabras, mientras en este último país hay un incremento de 4,2 por ciento comparando idénticos locales, en Europa se produce una caída del 1,4 por ciento.
La semana pasada, la compañía informó que Russ Smyth, que había tratado de invertir la desfavorable tendencia europea, había renunciado a su puesto “por razones personales”. Su reemplazante es Denis Hennequin, como vicepresidente para el área europea.