Shakespeare para managers

Shakespeare para managers
Si alguien maneja con incuestionable éxito una empresa y, además, amasa una envidiable fortuna, contribuye a la historia de su nación y a la cultura mundial ...y como si todo esto fuera poco, genera miles de puestos de trabajo con cuatrocientos años de antelación, evidentemente, se trata de un notable y mayúsculo Manager. William Shakespeare lo fue y, seguramente, lo seguirá siendo cuando ya nadie se acuerde de algunos de los Bill Gates de hoy día. La razón de este fenomenal y persistente éxito tiene que ver con la habilidad de Shakespeare para crear personajes emblemáticos que siguen viviendo y se encuentran en la economía, en los negocios, en la política y en la sociedad actuales. Este libro de Rolf Breitenstein pretende abrir tanto a los ejecutivos, como a otros interesados, las puertas de este imperio de Stratford-upon-Avon para divertirse con cuanto acontece en la multinacional Otelo, Hamlet, y asociados. EL MUNDO ES UN TEATRO Los hombres y las mujeres que lo habitan son sus actores porque todos, en mayor o menor medida, representan un papel. Los dirigentes políticos y empresariales escriben los libretos y, a menudo, deciden como deberá continuar la trama. Por esta singular razón Shakespeare tiene vigencia y notoriedad, porque dotó a sus muchos personajes de una constitución psíquica compleja pero, la vez, muy definida y sumamente pertinente. Por eso, y luego de tantos años, se convirtieron en prototipos y protagonistas. El vacilante Hamlet, el demente Lear, la encantadora Porcia, el pérfido Yago, el intrigante Zettel, el tenorio Falstaff. Por eso, también, los aconteceres y conflictos humanos tienen relevancia simbólica y aplicación casi cotidiana. La falta de comunicación, justamente en el momento crítico, de Romeo y Julieta. El acoso sexual de los tenorios incorregibles, como Bill Clinton, que se revive en los enredos de Las alegres comadres de Windsor. O el síndrome del cardenal Wolsley que busca alejar del poder a los jóvenes ejecutivos que desean trepar demasiado rápido. El ser o no ser de Hamlet, que en estos complicados tiempos, es el dilema de hacer o no hacer. Shakespeare no creó estos personajes, ni tampoco ideó estas situaciones y conflictos, de la nada. Con envidiable ingenio creativo se inspiró en la mitología, en la historia, en la literatura, en la vida de todos los días. De la misma manera que el dinámico empresario, alentado por Schumpeter, es ducho en combinar los viejos materiales para imprimirles su sello personal. LAS LECCIONES DE UN GENIO Frecuentando los textos de Shakespeare en los libros, en el cine o en el teatro, y con una buena pizca de creatividad, se pueden transponer sus hallazgos como lecciones académica de la ciencia del management. Rolf Breitenstein propone estos ejercicios iniciales. • Romeo y Julieta: cuando el éxito depende del móvil buscado. • Macbeth: nunca hay seguridad con los falsos profetas. • El sueño de una noche de verano: cuando la pareja puede ser un asno. • Otelo: quien se fía de intrigantes está mortalmente perdido. • Julio César: quien es ducho en hablar puede cambiar las cosas. • Hamlet: quien no se atreve a mover (las piezas del ajedrez) pierde la partida. • El mercader de Venecia: de cómo un empresario da lecciones de vida. • El rey Lear: sin poder no hay privilegios. • Enrique V: de cómo el jefe motiva para lograr el éxito. • Ricardo III: quien mal anda, mal acaba. • La tempestad: quién puede ser el jefe? En suma, que además de disfrutar con un clásico de todos los tiempos, se puede seguir aprendiendo y reflexionando sobre el arduo métier de los negocios y de las profesiones. “La diversión y los negocios hacen la vida mucho más llevadera” – Otelo. Rolf Breitenstein estudió anglística y germanística antes de dedicarse de lleno a la economía. En su carrera como periodista y diplomático trabajó como ghost writer de Helmut Schmidt, el recordado canciller alemán.
Redacción Adlatina

por Redacción Adlatina

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