“El éxito empresarial es ilusorio si no se tiene en cuenta la ética en la práctica del negocio, la cual debe inculcarse en todas sus aristas”, argumentó el juez Richard M. Berman, frente a las más de 70 cartas en las que se hacía referencia a Shona Seifert como a una mujer de negocios “exitosa y de gran nivel”. El pasado julio, Berman condenó a la antigua ejecutiva de Ogilvy & Mather a 18 meses de prisión y dos años de probation, que consistía en un “código de ética” para la industria publicitaria. Ella lo entregó el pasado 31 de agosto.
Seifert había ocupado el cargo de presidenta en TBWA Chiat Day, del grupo Omnicom, durante dos años, hasta el 28 de febrero pasado.
El “código” que entregó tiene 18 páginas, y equivale a una parte de las 400 horas de trabajo comunitario, a las que hay que sumar el pago de una fianza de 125 mil dólares y otros mil más en resarcimiento por daños y perjuicios. Berman concluyó que “un desliz ético” estaba en el corazón de un esquema premeditado por Seifert y su compañero Thomas Early, que así presentó cuentas sobrefacturaradas ante la oficina nacional de políticas de control de medicamentos –ONDCP-, para cubrir un pasivo de la empresa de 3 millones de dólares.
“Las políticas y prácticas del gobierno son extremadamente complejas”, advirtió Seifert a las agencias de publicidad en el documento que entregó, según la publicación especializada AdWeek. “No tomes un contrato del gobierno sin que tu agencia esté muy bien enterada de todas las regulaciones”, continuó.
Seifert opinó que la industria publicitaria enfrenta desafíos éticos únicos, porque “valora más las grandes ideas que los procesos”, y que “por más precisos que seamos al capturar nuestro tiempo y costos, eso no es lo que va a construir una marca o generar una campaña famosa. Esos asuntos deben ser delegados, para que los managers puedan concentrarse en asuntos más importantes”, dijo la ex ejecutiva del holding.
La sentencia de Seifert será 4 meses más larga que la de Early, el otro ex miembro de Ogilvy que fue condenado por el mismo caso de fraude, cometido en 1999. La justificación que Berman dio durante la lectura de su sentencia para esta diferencia, fue que “la confianza y el respeto que mantenían los empleados por Seifert generó que hicieran maniobras que los pusieron en peligro legal y ético”.
En su “código de ética”, Seifert advirtió a los subordinados que “si creen que algo está mal, si tienen una responsabilidad, exprésenlo, sin importar su posición en la compañía”.
Según rumores, la ex ejecutiva seguramente cumplirá su sentencia con un mínimo de facilidades de seguridad, en Danbury.