Es argentino, pero vive en Chile. Stanley es el fundador de la productora Stanley Film & Friends. El director afirma con euforia que “la compañía tiene una imagen internacional excelente, que nos ha permitido abrir Stanley Films Centroamérica, con base en Republica Dominicana”. En diálogo con adlatina.com, se refirió a la industria publicitaria en Chile, a la tecnología digital y a los mejores comerciales de 2004.
-Comenzó a los 24 años y ya lleva hechos más de 2000 comerciales. ¿Qué lo impulsa a seguir filmando?
-Stanley: Como decía un comercial, vivo cine, respiro cine y sueño cine. No puedo hacer otra cosa.
-¿Para qué le sirvió estudiar cine?
-S: Sólo para saber que ya hacía cine antes de estudiar. En realidad lo que más me enseñó fue la vida misma en Nueva York. Estudiaba en la New York University, pero aprendí más cine en la calle.
-¿Cuáles son los tres mejores comerciales que vio en 2004? ¿Por qué?
-S: Me encantó el de Lynx. Es un comercial en el que una pareja que amanece en la misma cama, sale y va recuperando la ropa que dejó en el camino desde el supermercado, donde se vieron por primera vez el día anterior frente a la góndola de Lynx. Es una historia simple, increíblemente sensual y con una dulzura insuperable. Me gustó también el de Value City, donde dos chiquitos tienen que arrastrar a su madre por el piso para hacer que se vaya de la tienda. Una toma, acting increíble. También me fascinó el de Vim Bleach, en el que parece un díálogo de una mujer en la cárcel con su hija. Todo pasa a través de un vidrio y parece muy dramático, pero resulta que es el vidrio de la bañera y la mujer esta condenada a limpiarlo. Impresionante, la simpleza, la mirada y el humor. Estos tres comerciales me gustaron mucho más que las superproducciones que ganaron en Cannes, como la pirámide humana de Playstation 2, o el de las sillas musicales de Nike. Pero hay una producción que me maravilló realmente: el comercial de Adidas donde Cassius Clay boxea con su hija. Deslumbrante.
-¿En qué cambió la tecnología digital el trabajo de los directores?
-S: La tecnología digital es democrática y toca a todos. Es un herramienta maravillosa y es una excusa también. Podemos hacer todo lo que soñamos, podemos experimentar, arreglar lo que está mal o agregar lo que falta. Podemos acceder a todo nuestro material instantáneamente y manipularlo. Pero también le ha quitado la magia y el misterio a nuestro trabajo. El cliente sabe lo que la tecnología digital permite hacer y sabe que lo puede tener muy rápidamente. Nosotros muchas veces vemos que esta posibilidad destruye nuestra visión de los comerciales y los transforma en mosaicos deformes. La tecnología digital nos ha mostrado que el talento abunda y que no es un don escaso. Esto ha hecho que se dé por sentado al talento y ha planteado una despiadada guerra por la supervivencia donde muchas veces el talento es desechable.
-¿Cómo ve a la industria publicitaria de Chile? ¿Qué balance hace de su productora en particular?
-S: Chile está en una búsqueda permanente de su identidad publicitaria. La máquina no para, aunque se diga que está lenta y deja con la lengua afuera a los creativos que luchan por lograr piezas creativas. Hay un gran recambio de la mano de los nuevos creativos y eso ya se ha empezado a notar. Creo que el 2005 va a ver a una industria publicitaria más profesional, un marco legal acorde con esta época, y una vuelta a las reglas de juego más justas y transparentes. Las productoras recuperaremos el 50 por ciento del adelanto del cliente para poder producir los comerciales, para que a su vez podamos cumplir con las leyes laborales; pagarle a los técnicos y modelos a tiempo y no caer en una vorágine de juicios laborales de los cuales el cliente y la agencia tienen responsabilidad compartida. Somos productores, no somos financistas y si volvemos a trabajar en paz recuperaremos el hambre creativa.