Beber vodka está empezando a ser peligroso en la publicidad británica..
En una acción que le da renovado sentido a la expresión “marketing de emboscada”, los fabricantes de una nueva marca de vodka están ofreciendo a los bebedores la oportunidad de competir para ser “secuestrado”.
El vodka se llama Sputnik, como aquella nave espacial pionera, y el operativo consiste en proponer a los consumidores ser víctimas de “un genuino secuestro a la rusa”. El lugar de encuentro es un sitio de internet especialmente creado para ello.
Sputnik contrató a una firma especializada para llevar a cabo la supuesta acción. En el sitio aparece una exuberante secuestradora, y surgen preguntas que “la víctima” debe responder, entre ellas cuánto ganan en su trabajo y cuánto vale la casa que ocupan sus padres, por ejemplo.
Una vez contestadas esas preguntas, el sitio calcula a cuánto puede ascender el valor del “rescate” y permite que el más audaz tenga la chance de ser “secuestrado”.
Secuestro sui generis
Claro que esta clase de secuestro está lejos de parecerse a los de la vida real. Por ejemplo, las víctimas pueden especificar el sexo de sus secuestradores, y hasta elegir la clase de comida con la que prefieren ser convidados. Las opciones van desde alimentos para gatos hasta preparados sin gluten.
“Igual que nuestro vodka, la experiencia de un secuestro Sputnik está hecha con la auténtica receta para producir un evento único y original, a la rusa”, señaló un vocero de la firma elaboradora de la bebida.
Últimamente ha ido creciendo en la publicidad inglesa la moda de mostrar actividades delictivas como anzuelo para despertar la atención en un producto comercial y rodearlo de un halo especial de fama y misterio.
El año pasado, el fabricante de camisas Thomas Pink desató una tormenta al utilizar como protagonistas de su campaña publicitaria a dos gangsters británicos.
Por cierto, la relación entre alcohol y violencia ya está siendo duramente criticada por algunos sectores. La ASA (Advertising Standards Authority), organismo que controla la publicidad en el país, definió que “beber alcohol no debería estar descrito como un desafío, ni sugerir que la gente que bebe es valiente, dura u osada por el simple hecho de hacerlo”.
Hace algún tiempo, la ASA aceptó las quejas de varios ciudadanos contra la publicidad de la bebida Red Square, que mostraba grandes heridas en el hombro de un individuo, y poco después pidió el levantamiento del aviso, al indicar que imágenes de ese tipo daban a entender la existencia de un lazo entre el producto, el éxito sexual y cierta permisividad frente a la violencia.
En una acción que le da renovado sentido a la expresión “marketing de emboscada”, los fabricantes de una nueva marca de vodka están ofreciendo a los bebedores la oportunidad de competir para ser “secuestrado”.
El vodka se llama Sputnik, como aquella nave espacial pionera, y el operativo consiste en proponer a los consumidores ser víctimas de “un genuino secuestro a la rusa”. El lugar de encuentro es un sitio de internet especialmente creado para ello.
Sputnik contrató a una firma especializada para llevar a cabo la supuesta acción. En el sitio aparece una exuberante secuestradora, y surgen preguntas que “la víctima” debe responder, entre ellas cuánto ganan en su trabajo y cuánto vale la casa que ocupan sus padres, por ejemplo.
Una vez contestadas esas preguntas, el sitio calcula a cuánto puede ascender el valor del “rescate” y permite que el más audaz tenga la chance de ser “secuestrado”.
Secuestro sui generis
Claro que esta clase de secuestro está lejos de parecerse a los de la vida real. Por ejemplo, las víctimas pueden especificar el sexo de sus secuestradores, y hasta elegir la clase de comida con la que prefieren ser convidados. Las opciones van desde alimentos para gatos hasta preparados sin gluten.
“Igual que nuestro vodka, la experiencia de un secuestro Sputnik está hecha con la auténtica receta para producir un evento único y original, a la rusa”, señaló un vocero de la firma elaboradora de la bebida.
Últimamente ha ido creciendo en la publicidad inglesa la moda de mostrar actividades delictivas como anzuelo para despertar la atención en un producto comercial y rodearlo de un halo especial de fama y misterio.
El año pasado, el fabricante de camisas Thomas Pink desató una tormenta al utilizar como protagonistas de su campaña publicitaria a dos gangsters británicos.
Por cierto, la relación entre alcohol y violencia ya está siendo duramente criticada por algunos sectores. La ASA (Advertising Standards Authority), organismo que controla la publicidad en el país, definió que “beber alcohol no debería estar descrito como un desafío, ni sugerir que la gente que bebe es valiente, dura u osada por el simple hecho de hacerlo”.
Hace algún tiempo, la ASA aceptó las quejas de varios ciudadanos contra la publicidad de la bebida Red Square, que mostraba grandes heridas en el hombro de un individuo, y poco después pidió el levantamiento del aviso, al indicar que imágenes de ese tipo daban a entender la existencia de un lazo entre el producto, el éxito sexual y cierta permisividad frente a la violencia.